Proteger la información sensible es muy importante. Para un ciberdelincuente, la información personal es un objetivo muy atractivo, así como la información confidencial, tanto de personas como de empresas y organizaciones. Además, las nuevas normativas como el Reglamento General de Protección de Datos animan (y obligan) a someter a dicha información a un escrutinio y una protección mayores.
Nosotros podemos poner nuestro granito de arena en cuanto a la protección de la información sensible encriptando nuestros correos electrónicos. No es necesario hacerlo con todos los mensajes, sino que nos sirve con proteger los que contengan información que puede considerarse sensible.
El cifrado es la mejor manera de proteger la información. Existen muchas maneras de hacerlo, algunas más sencillas que otras, y que en última instancia dependen en cierta medida del cliente de correo que utilicemos.
Uno de los métodos principales es utilizar GPG (GNU Privacy Guard), una herramienta de cifrado y firmas digitales que reemplazaría a PGP, pero con la diferencia de que es software libre licenciado bajo la GPL (la «Licencia Pública General de GNU»). No es algo muy complejo de utilizar, pero describir el proceso completo queda fuera del objetivo de este artículo. Tenéis un tutorial completo de uso, paso a paso, en la web de OSI.
En síntesis, este método de cifrado se basa en la creación y gestión de certificados y en el uso de un sistema de clave pública (que hay que poner a disposición de los destinatarios autorizados).
Cifrado mediante plugins de navegador
Otro método más accesible, en general, para cualquier usuario, es el uso de plugins que se instalan en el navegador. Mailvelope es el más extendido, y funciona en los navegadores Chrome y Firefox para los servicios de correo electrónico en la nube más comunes.
El primer paso es acceder a las tiendas de plugins oficiales de los navegadores (aquí la de Chrome, aquí la de Firefox) e instalarlo. El siguiente paso es crear una «llave», es decir, una clave, para lo que debemos introducir datos como el nombre, la dirección de correo electrónico a cifrar, y la contraseña.
Una vez tenemos la llave, para enviar un mensaje cifrado a alguien debemos obtener su clave pública, que o bien nos ha pasado, o bien la podemos obtener de algún sitio en el que la haya publicado. Para enviar el mensaje cifrado, basta con elegir el destinatario para el que disponemos de clave pública. Tienes todos los detalles en la web de OSI, igual que en el caso anterior.
Lo más importante: el cifrado es una técnica que puede utilizar cualquier persona y que permite mantener la privacidad intacta, proteger los datos sensibles y la información confidencial. Requiere poco esfuerzo, aunque, en general, puede parecernos un engorro innecesario. Con el uso, en pocos días estaremos tan habituados a cifrar los correos electrónicos que lo haremos de manera natural.
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