Cada vez recopilamos más datos con potencial interés para nuestros negocios. Y también generamos datos en grandes cantidades en nuestra vida personal, por lo que el número total de datos generados de manera agregada por todo el mundo supera con creces cualquier expectativa. Por poner un número que nos de una idea aproximada de la magnitud de todo esto, se dice que el 90% de los datos generados en toda la historia de la humanidad tienen una vida de menos de dos años.
Generamos cantidades ingentes de datos y hemos aprendido a capturarlos. También sabemos almacenarlos de forma segura, y en teoría tenemos todas las herramientas a nuestro alcance para tratar esos datos y hacer cosas útiles con ellos, pero a la hora de la verdad, menos del 1% de los datos se explotan para sacarles el máximo partido.
La solución es compleja, pero prácticamente única: transformarse en una Data Driven Company (DDC). Esto es, aplicar una capa de inteligencia que se apoye en el análisis de los datos y que sea capaz de extraer todo el valor de los datos para la compañía. Esto significa ser capaces de sacar conclusiones y encontrar claves de innovación, además de tener la capacidad de tomar decisiones estratégicas basándonos en lo que nos dicen esos datos. Implementar esta «capa adicional de inteligencia» significará la diferencia entre tener una ventaja competitiva en un sector determinado, o quedarse atrás.
¿Cómo se transforma una empresa en una Data Driven Company?
El análisis de los datos permitirá a las empresas a dejar de ser tan dependientes de los procesos. Son los datos los que, en el fondo, tienen las claves de la innovación y aportan lo necesario para amoldarse a los mercados, en tanto que los procesos son, por decirlo así, conceptos con una mayor resistencia al cambio. Es costoso cambiar los procesos en cualquier compañía, y sobre todo invertir en equipos, personal cualificado y en poner en marcha una estrategia completa.
En el fondo, además, no solo hay que analizar los datos: hay que hacerlo de manera efectiva. Para ello, los pilares de una DDC tienen mucho que ver con la planificación, el personal cualificado y los sistemas y procesos optimizados. Sin eso, podemos analizar mucho, pero obtener resultados incompletos.
El primer paso es el de definir una estrategia y trazar un plan: pasarse al data driven no es el fin, sino un medio para alcanzar los objetivos marcados. Todo gira en torno a la idea de que los datos que recopila una compañía sirven para tomar mejores decisiones, para mejorar procesos, para llegar a más clientes. Esos son los aspectos que podemos etiquetar como un «fin».
El segundo paso tiene que ver con la cultura de la empresa. Si los empleados no están alineados con la cultura data driven, los resultados serán irregulares. Todo esto ha de virar hacia la cultura de «los datos primero», y un modo de conseguirlo es mediante formación específica (digamos que es el tercer paso) y una cultura apropiada que empiece desde las más altas instancias de la compañía (dando ejemplo).
La formación es muy importante dados los cambios normativos que vienen a corto plazo, como es el caso del RGPD (que entrará en vigor el 25 de mayo) entre otros. Como es lógico, una compañía que se basa en los datos para tomar decisiones estratégicas debe ser totalmente consciente de las normativas de protección existentes y disponer de toda la infraestructura y personal cualificado necesarios.
Deja tu comentario sobre "Extraer el valor a los datos recopilados es el próximo reto para las empresas"