FaceApp es una aplicación para iOS y Android que es, en las últimas semanas, muy popular. Se ha viralizado y miles de usuarios han publicado y compartido en las redes sociales las imágenes que crea esta aplicación. La cuestión es simple: a partir de una foto cualquiera, es posible aplicar filtros de edad, de peinados, de gafas y otros, y vernos muy diferente a cómo somos en realidad.
La inteligencia artificial hace posible crear estas imágenes, y las que más se están compartiendo son aquellas en las que podemos vernos a nosotros mismos con unos cuantos años más, como si realmente fuésemos ancianos. Ahora bien, ¿es una aplicación segura desde el punto de vista de la privacidad?
La respuesta es muy sencilla: no. Eso sí, hemos de explicar por qué no es segura. Si atendemos al Reglamento General de Protección de Datos, que, como sabemos, aplica en toda Europa, esta aplicación no cumple con la normativa. FaceApp pertenece a la compañía rusa Wireless Lab y, en sus términos y condiciones, expresa que nuestros datos personales podrán ser compartidos con terceros. Esto, para empezar.
Para seguir, la política de privacidad de la aplicación es, cuanto menos, opaca. Es decir, nada transparente. La política de privacidad de FaceApp no especifica qué se hace con los datos recopilados, ni cuáles son recopilados. Además, no es posible borrar o descargar dichos datos de manera sencilla, algo obligatorio según la mencionada normativa. Todo lo que tenemos es la “promesa” de su creador de que no se comparten los datos con terceros. Según podemos leer al respecto en Xataka:
«No vendemos ni compartimos ningún dato del usuario con terceros. Aunque en la política de privacidad sí se reflejan algunas excepciones como aquellas «organizaciones de terceros que nos ayudan a proporcionarle el Servicio» y con «socios publicitarios de terceros». Sobre el envío de datos a Rusia, Goncharov [el fundador] explica que «aunque el equipo central de I+D se encuentra en Rusia, los datos del usuario no se transfieren a Rusia».
Los riesgos de utilizar FaceApp son, básicamente, que renunciamos en cierta medida a nuestra privacidad, y que no sabemos exactamente dónde van a terminar esos datos, nuestras fotos. Aunque no existen pruebas de ello, algunos medios y analistas sospechan que los millones de fotos subidas a la aplicación (y procesadas por ella) podrían servir de entrenamiento para algoritmos de reconocimiento facial.
Esto no sería nada descabellado, si lo pensamos bien, ya que la propia aplicación utiliza algoritmos de tratamiento de imágenes que comparten similitudes con los algoritmos de reconocimiento facial. Al menos, el conjunto de datos de entrada para esos entrenamientos es lo suficientemente diverso como para pensar que merecería la pena hacerlo.
Lo seguro es que la aplicación no cumple con el RGPD, algo que nos debería hacer pensar en no utilizarla, por si acaso.
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