El avance de las nuevas tecnologías y los cambios normativos obligan a todos los sectores a adaptarse a los nuevos tiempos, modernizarse y ser más eficientes, y el sector bancario no iba a ser menos.
En los muchos retos a los que se enfrenta la banca, la tecnología ha sido, es y será una gran aliada, que ayuda a impulsar una mayor eficiencia, reducir los gastos y ofrecer un mejor servicio al cliente. Por tanto, banca y tecnología han de ir de la mano y adaptarse la una a la otra para evolucionar y adaptarse a las necesidades del futuro.
Para lograr los objetivos que el sector bancario se plantea, se buscan nuevas salidas. Podemos hablar de modelos que ya se van introduciendo en el sector de manera definitiva y que ayudan tanto a entidades bancarias como a sus sucursales a realizar una gestión más eficaz en los procesos, a una mayor comodidad, seguridad y agilidad de cara al cliente y en una mayor eficiencia y ahorro de costes de cara al banco.
Son infinitas las ventajas que se consiguen con la implantación de estos modelos, como la eliminación del papel, con su consiguiente ahorro tanto en material como en gestión y almacenamiento de la documentación, encontrando en este proceso, además, un ejemplo de sostenibilidad y respeto por el medio ambiente. Por otra parte, podemos hablar de la optimización de los recursos, ya que digitalizando los documentos físicos encontramos la posibilidad de poder utilizar telemáticamente los documentos, y dedicar gran parte de los recursos humanos a otras funciones. El ahorro de costes operativos es otra gran ventaja que no pasa inadvertida.
Otra ventaja es la capacidad de ofrecer una mayor eficacia y eficiencia para los empleados y clientes, así como una mayor rapidez en los procesos. Al contar con un archivo digital y evitar el desplazamiento físico de los documentos, se reducen los tiempos a la hora de llevar a cabo operaciones que precisan la intervención de servicios centrales del banco. Para el cliente, esta mayor agilidad se convierte en un valor añadido y facilita cualquier gestión, evitando así desplazamientos innecesarios y visitas físicas a las sucursales, al poder enviar el cliente la documentación telemáticamente desde su domicilio o empresa, con su consiguiente ahorro de tiempo. Es aquí donde el concepto de la “movilidad” se pone en marcha, para poder acceder a los documentos desde cualquier parte y en cualquier momento, con un doble beneficio, tanto para el cliente como para la propia entidad.
Para implantar un modelo eficaz de gestión de los documentos físicos, hay que tener en cuenta que la digitalización supone que, desde un primer momento, se va a trabajar con una cantidad ingente de datos e información. A la gestión, almacenamiento y análisis de esta cantidad ingente de información es lo que se conoce como Big Data. Se trata de datos que las empresas, por sí mismas, no pueden gestionar, y necesitan de una empresa externa que se encargue de ello.
Unido al Big Data encontramos al Cloud Computing. Sin la «Nube«, el almacenamiento de esta gran cantidad de datos sería prácticamente imposible. Aunque en España aún nos queda bastante por recorrer, poco a poco las empresas van asumiendo las ventajas administrativas, económicas y de recursos que supone la implantación de estas tecnologías en sus compañías.
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