Los operadores móviles punteros se están dando cuenta de un problema, que, en un futuro no muy lejano, puede afectar a las Telecomunicaciones Cloud: el exponencial crecimiento de miles de millones de dispositivos móviles y del Internet de las Cosas (IoT). Conectados de forma latente, podrían llegar a saturar la red.
Antes de que ello suceda, empresas como ABI Research proponen el uso de redes niebla, que solventarían un doble problema. Por una parte, harían las comunicaciones más fiables, ante una posible congestión de la red; y, por otra, optimizarían las conexiones de red de todos aquellos dispositivos inalámbricos que cuentan con un corto alcance. Estos objetivos se conseguirían gracias al desarrollo de nuevas arquitecturas que acerquen la nube al usuario final.
El funcionamiento de las redes niebla se basa en que un grupo de clientes de usuario final opera y gestiona gran cantidad de almacenamiento, sin necesidad de acceder a los centros de datos cloud ni a grandes redes. De esta forma, se consigue liberar los servidores de los grandes centros de datos, lo que permite a los servicios de computación residir al borde de la red.
En coexistencia
En cualquier caso, ello no implicaría un reemplazo de la nube, sino un complemento que mejorará la experiencia en aquellas aplicaciones que requieren la gestión de enormes cantidades de datos en tiempo real y las que necesiten un periodo de respuesta mínimo y no requieran enviar grandes cantidades de datos en la nube.
Las ventajas de las redes nube
Son múltiples, ya que permitirían optimizar el contenido que llega al usuario final y evitar la mezcla de múltiples datos en el data center; la creación de una red en el borde, que actuaría alrededor del usuario final y le facilitaría el acceso cercano a servicios y aplicaciones; o el procesamiento de grandes cantidades de datos, sin recurrir a la red WAN ni menoscabo en la seguridad.
Foto | George Thomas
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