Una de las experiencias que más ha cambiado en los últimos años gracias a la tecnología es la del turismo. Sin darnos cuenta, dejamos de ir a la oficina de turismo del lugar que visitábamos para que nos dieran un plano, fuimos dejando cada vez más la cámara de fotos en casa y nos acostumbramos a poder compartir de forma inmediata con nuestros seres queridos todo lo que estábamos viviendo. El smartphone se convirtió en mapa, cámara, cabina de teléfono, tarjeta de embarque y oficina de correos. Aunque el cambio ha sido enorme, todavía puede ser mayor: cuando el destino entra en el juego tecnológico, el turismo puede ser por fin inteligente.
Un ejemplo: un destino de playa con sistemas de gestión inteligente que permiten conocer la afluencia de gente en tiempo real. La persona visitante quizá no lo note, pero que todo esté funcionando en su viaje es, en parte, gracias a la inversión tecnológica que ha hecho el ayuntamiento que visita. Por eso no ha tenido que caminar de noche por una calle sin iluminar (pero quizá haya visto que, cuando ha pasado, las luces se apagan), ha conseguido conectarse siempre al wifi público o no ha tenido que dar vueltas para encontrar aparcamiento porque una app le ha dicho dónde había sitio.
Estos son algunas de las cosas que T-Systems ha hecho en Adeje de la mano de su Ayuntamiento y que son un ejemplo de ese smart tourism, un concepto muy relacionado con el de las ciudades inteligentes. No en vano, las áreas de acción de ambos son las mismas en muchos casos: todo lo descrito en el párrafo anterior, por ejemplo, beneficia tanto a las personas que viven en ese municipio como a quienes lo visitan. En el campo del turismo propiamente dicho, las smart cities pueden ofrecer a sus visitantes aplicaciones con información sobre la localidad (personalizada según la ubicación, por ejemplo), herramientas de realidad aumentada para ver más allá o puntos NFC a través de los cuales conseguir saber más sobre eso que tenemos delante.
Las posibles aplicaciones del turismo inteligente son casi infinitas. El objetivo es siempre mejorar la experiencia del viajero a través de la tecnología, es decir, a través de todo lo que la IA, el Internet de las Cosas o el 5G pueden ofrecer. Por supuesto, como cualquier iniciativa de este siglo, el foco en la sostenibilidad (ambiental, social, económica) también es fundamental.
De estos temas, con más ejemplos prácticos, habló a finales de septiembre Pedro Garibi, responsable de Smart Cities en T-Systems, en el panel temático TURISMO INTELIGENTE: Nuevas tecnologías para mejorar la experiencia del ciudadano que tuvo lugar en el evento Greencities & S-Moving 2024.
No cabe duda, dentro de unos años, veremos este tiempo en el que todavía hay que debatir sobre qué y cómo es el turismo inteligente como vemos ahora nuestros antiguos viajes mapa de papel en mano y con la cámara de fotos siempre colgando.
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