La ciberseguridad es una preocupación creciente para los usuarios de teléfonos móviles. Se estima que en 2020 habrá en el mundo unos 6.100 millones de propietarios de smartphones, un 70 % de la población global. Y éstos están cada vez más repletos de datos sensibles que hay que proteger. Las vulnerabilidades del desbloqueo por código lo están relegando a un segundo plano, mientras los fabricantes apuestan por métodos de seguridad centrados en la biometría.
La huella dactilar es la estrella por el momento. Es el sistema más maduro y el más cómodo para el usuario. La impresión del dedo ofrece una capa adicional de seguridad al código o patrón de desbloqueo. Y se está normalizando más allá de los terminales de alta gama.
Otros métodos de autentificación basados en la biometría
Sin embargo, los principales fabricantes están implementando métodos de autentificación biométrica alternativos que garantizan un mayor nivel de protección. Es el caso del reconocimiento del iris. El ojo contiene 225 características distintivas. Muy por encima de las 40 de una huella dactilar que, a su vez, podría ser suplantada por contacto con cualquier superficie.
Diversos fabricantes de smartphones, tras incorporar el sensor de huellas, ahora apuestan por eliminarlo en favor del reconocimiento facial. Estos sensores son capaces de reconocer 30.000 puntos del rostro en tres dimensiones.
Pero también se están desarrollando nuevas tecnologías biométricas, como el desbloqueo por voz o el análisis del ritmo cardíaco a través de wearables. Algo que, aseguran, facilitará la tarea de identificar al usuario en el futuro de una manera más cómoda y eficaz.
El reconocimiento de la huella dactilar, el iris y otras formas de #autentificación biométrica Clic para tuitearNo obstante, expertos en ciberseguridad encuentran una pega a la biometría. Al utilizar rasgos únicos e insustituibles, una vulneración del sistema dejaría esta tecnología obsoleta para el usuario que, de otra manera, sí podría combatir la debilidad de un código cambiándolo por otro.
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