Las tecnologías que permiten la comunicación entre los vehículos y los elementos de la infraestructura urbana no son nada nuevo. Ya en 2001 se mencionó en una publicación que las redes ad hoc podrían ser formadas por automóviles, y que dichas redes podrían ayudar a superar puntos ciegos o evitar accidentes, entre otras cosas. Las posibilidades eran enormes, y pensar en redes V2V o V2x, o Car2x (depende de a qué nos refiramos se utiliza una u otra nomenclatura) significó, durante mucho tiempo, hacer realidad el sueño del coche conectado a las redes.
Hoy, sigue siendo válido asociar estos conceptos al coche conectado, pero es que ese coche conectado ya es un coche autónomo. Los retos de comunicaciones a los que se enfrentan hoy los fabricantes son ciclópeos.
La motivación principal de los sistemas de comunicación vehicular era (y es, en el fondo) mejorar la seguridad y eliminar, o reducir sensiblemente, el elevado coste de las colisiones de tráfico. Gracias a la posibilidad de comunicar dos o más coches entre sí (Car2Car) se puede prever cualquier problema de alguno de esos vehículos, como por ejemplo un fallo en los frenos, o una avería de motor que obligará a la detención del vehículo.
Con la tecnología #Car2x, el coche conectado hablará con los elementos de la infraestructura urbana para hacernos la vida más fácil Share on XEn el caso de Car2x o V2x, el vehículo se comunicará con X, es decir, otros elementos y sistemas que pueden formar parte de las calles y carreteras; de la infraestructura, en definitiva. Podemos soñar con múltiples sistemas basados en car2x, por ejemplo:
- Sensores que envíen la temperatura del asfalto para entender qué nivel de agarre podemos esperar.
- Semáforos inteligentes que, dependiendo de la densidad del tráfico o de otras variables, modifiquen su ciclo de funcionamiento.
- Sistemas de alerta por atascos de tráfico.
- Advertencias por obras.
- Asistentes de conducción en intersecciones.
- Luces de freno electrónicas.
- Aplicaciones de convoy, es decir, trenes de carretera.
La combinación de V2x y coches autónomos, por otro lado, es tan necesaria como sorprendente. Gracias a las tecnologías de comunicaciones vehiculares, será posible liberar la ciudad de coches estacionados en las calles. Los vehículos, guiándose por la información que les proporciona la infraestructura, podrán dirigirse voluntariamente a espacios dedicados al estacionamiento masivo. Estos parkings del futuro (cercano) tendrán estrechas plazas en las que aparcar, para los coches autónomos, serán coser y cantar.
Las razones para potenciar el desarrollo de tecnologías Car2x están muy claras cuando hablamos de la circulación. No es posible delegar completamente en los vehículos la responsabilidad de gestionar su conducción, sino que será necesario que la propia ciudad tenga la inteligencia y recursos suficientes para transformarse de manera que pueda cubrir las necesidades de los propios vehículos.
Con el tiempo, veremos ciudades adaptables a las condiciones y requisitos puntuales del tráfico, que abren o cierran carriles adicionales, que redirigen un exceso de tráfico o el tráfico no prioritario por otras rutas, que optimizan el tiempo de tránsito de los vehículos… y que, en definitiva, serán ciudades libres de incidentes y, siempre y en la medida en que sea posible, libres de coches.
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