En una época en la que muchas empresas necesitan acelerar sus propios procesos de digitalización, no caben dudas o tentativas que acaben en un callejón sin salida. Es necesario disponer de un plan de acción efectivo para la migración de las cargas de trabajo, y optimizar el tiempo y los recursos disponibles, que siempre son escasos.
Para todas las nuevas aplicaciones y cargas de trabajo que se desarrollen, la nube nativa es el camino. Muchas empresas no tienen aún esa capacidad y deben migrar las aplicaciones existentes y los sistemas legacy a la nube. Y eso, ya sabemos, no es tan sencillo como simplemente trasladar el código de un servidor en las instalaciones a otro en el Cloud.
Hay que hacer un trabajo adicional para extender, mejorar y reescribir partes de las aplicaciones. Para ello, la planificación y la preparación son fundamentales. Veamos los siete pasos fundamentales para lograr el cambio con éxito.
- Fijar los objetivos y las prioridades empresariales. No todas las cargas de trabajo pertenecen, necesariamente, a la nube. Por eso, la migración a la nube tendrá puntos de decisión y métricas centrados en TI, pero siempre deben realizarse dentro del contexto de los objetivos y prioridades de negocio con la mirada puesta en los resultados de negocio deseados.
- Evaluar las opciones disponibles, que son, básicamente, las siguientes:
- «Lift and shift» o rehosting.
- Extender las cargas de trabajo existentes para utilizar los recursos de servicio en la nube cuando sea necesario.
- Optimizar para el Cloud. Requiere la rearquitectura y reescritura de partes de una aplicación para aprovechar los servicios en la nube más avanzados mientras se mantiene intacto el núcleo de la aplicación existente.
- Nube nativa, es decir, reemplazar una aplicación por una nueva que está diseñada y escrita específicamente para la nube.
- Reemplazar con SaaS, más apropiado para las aplicaciones no esenciales que para aquellas que son centrales en la estrategia competitiva.
- Conocer el «inventario» y todas las dependencias de las aplicaciones y servicios. Puede que no resulte obvio qué cargas de trabajo deben migrar para evitar la ruptura de dependencias entre ellas. Estas interdependencias también ayudan a determinar las secuencias de migración.
- Definir el perfil de las cargas de trabajo. Al iniciar las configuraciones iniciales en el Cloud, es necesario clasificar las cargas de trabajo según perfiles manejables para simplificar el proceso.
- Probar y refinar las configuraciones. El siguiente paso es probar esas configuraciones y realizar los ajustes necesarios en términos de optimización de costes y rendimiento.
- Monitorizar y optimizar. Este proceso nunca termina, y es necesario monitorizar siempre que las aplicaciones cumplen las expectativas y que el rendimiento es óptimo, invirtiendo el tiempo y recursos necesarios para corregir cualquier desviación.
- Medir y cuantificar los resultados.
La migración de las cargas de trabajo a la nube puede ser un proceso largo y laborioso, complejo, que requerirá un gran esfuerzo técnico, tecnológico y también un cambio en la mentalidad. Pero es el camino del progreso, por tanto, es un esfuerzo que merece la pena.
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