Desde la irrupción del almacenamiento cloud nos olvidamos de llevar siempre encima nuestro dispositivo USB. Sin embargo, el poder acceder a nuestros documentos desde cualquier ordenador o smartphone también entraña riesgos.
Por ello, una forma de añadir una mayor seguridad a nuestros datos más íntimos es crear una nube doméstica que quede blindada ante ataques externos.
Cloud compartida, coste compartido
La nube pública permite compartir el servidor por más de un cliente. Así, los datos se alojan en una misma máquina, por lo que su mantenimiento y accesos serán también compartidos. El proveedor es responsable de que a los datos sólo accedan los propietarios de los mismos.
Aunque el coste puede verse reducido, es primordial contar con un buen sistema de seguridad para que no sea atacado desde el exterior.
La nube privada: sólo para ti
Una nube privada se define por la exclusividad en su uso más que por el lugar donde se sitúe el servidor. Eso significa que nuestros archivos puedan alojarse tanto en nuestra misma casa o lugar de trabajo como en cualquier otra parte del mundo.
La diferencia radica en que sólo los usuarios propietarios tendrán acceso a ellos. Y por supuesto, manteniendo el acceso desde cualquier dispositivo. A cambio de una mayor sensación de seguridad, exclusividad y la utilización de una tecnología familiar con las ya implantadas en la propia empresa, se deberá realizar una mayor inversión en equipamiento y mantenimiento.
Sea cual sea la opción que escojas, nube privada o pública, es indispensable hacerlo con un proveedor que garantice al 100% la protección de tus datos. Open Telekom Cloud de T-Systems cuenta con un sistema de seguridad completamente fiable, con alojamiento en centros de computación Deutsche Telekom.
Una forma de añadir una mayor #seguridad a nuestros datos es crear una nube doméstica Share on X
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