Muchas han sido las cosas que han cambiado en la vida cotidiana de los ciudadanos durante la crisis del coronavirus. La necesidad de reducir movimientos y de implantar medidas para frenar el contagio los ha llevado a consumir más entretenimiento desde casa o a comprar más online, patrones que no han desaparecido una vez que la crisis sanitaria se ha atenuado. También ha sido el catalizador para que prueben nuevos servicios, como la telesalud, que ha tenido una oportunidad inesperada para convencer a los pacientes de sus ventajas.
Atrapados en sus casas –y recibiendo recomendaciones de evitar acercarse a hospitales a menos que fuese absolutamente necesario– los ciudadanos aceptaron ser atendidos de forma telemática y resolver sus dudas menos graves usando herramientas tecnológicas.
De hecho, las cifras de crecimiento de uso de la telemedicina en España son bastante elevadas. De media, las consultas que usaron la medicina telemática subieron en España desde que empezó la crisis del coronavirus en un 153%. En algunas comunidades autónomas, el crecimiento ha sido incluso superior. Es lo que ha ocurrido en Cantabria (+390%), Comunidad Valenciana (+300%) o Galicia (+202%).
Este aumento del uso de la eHealth ha llevado a los ciudadanos a familiarizarse más con ella y a estar mucho más abiertos al uso de la telemedicina en el futuro próximo. Varias startups están ya empezando a posicionarse en el mercado ofreciendo esos servicios y la propia red asistencial tradicional –tanto pública como privada– está trabajando en esa dirección.
Las estimaciones de valor del mercado global de salud digital apuntan ya que el segmento alcanzará los 500.000 millones de dólares para 2024, superando las expectativas previas.
Los retos de la salud digital
Por tanto, el gran reto de la industria de la salud digital no es tanto ahora el convencer a los ciudadanos de que la empleen, como adaptar la infraestructura a los retos del momento.
Como ha explicado en el taller Interacción de subsistemas de información de salud en el SNS, de las XXVIII Jornadas Nacionales de Innovación y Salud en Andalucía, Pablo Camba, Healthcare Director de T-Systems Iberia, la industria debe ahora centrarse en «los retos de la plena interoperabilidad desde distintas perspectivas y a proponer acciones para mejorar la situación actual».
«La tecnología de la salud digital debe ser ágil y permitir responder rápidamente a las necesidades cambiantes de la atención sanitaria y la salud», explica Camba. Las respuestas a los pacientes deben llegar en el momento en el que las necesitan y los retrasos no son aceptables. Al mismo tiempo, la eSalud debe simplificar el trabajo para los profesionales de la salud, haciendo más simple acceder a datos o conectar con los ciudadanos. Además, la pandemia ha enseñado que los sistemas deben ser flexibles y ágiles a la hora de adaptarse a los cambios inesperados.
El reto está en que la tecnología sea capaz de responder a ese contexto y a las necesidades que genera. La industria sanitaria debe actualizar y adecuar sus sistemas al siglo XXI, deshaciéndose de infraestructuras pesadas y lentas.
Ahí es donde está el problema. «Desafortunadamente, durante décadas hemos ido construyendo sistemas de información monolíticos que son cada vez más pesados y difíciles de interoperar, lo que genera falta de agilidad y dificultades para innovar, con una deuda técnica que se incrementa día a día», alerta Pablo Camba.
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