Ya lo sabíamos antes, pero la pandemia hizo que los pocos escépticos que quedaban cambiasen de idea: ya nadie duda que la digitalización es imprescindible para las empresas. Ya sean compañías muy grandes o pymes, y sean del sector que sean, la digitalización es un requisito ineludible para no quedar anclada en el pasado. Y, lo más importante: esta transformación digital ayuda a mejorar procesos y resultados.
Sin embargo, todavía hay quien tiene alguna reticencia, sobre todo si se ha encontrado con problemas informáticos en el pasado. Todos sabemos el tiempo que se puede perder en ese tipo de asuntos. Este tiempo perdido ha sido hasta medido: según el Informe sobre la experiencia digital de los empleados de 2020 elaborado por Nexthink, las empresas pierden 28 minutos por empleado y por día en problemas informáticos. ¿Significa esto que debamos desconfiar de la digitalización? No: significa que hay que afrontar ese proceso de la mano de profesionales que nos ayuden a una transformación digital rápida y fluida.
Cuando la digitalización se lleva a cabo de este modo, uno de los efectos positivos que se logran es un aumento de la productividad. Se consigue hacer más en menos tiempo y ese trabajo gana además en calidad. A esto se llega cuando ese proceso de transformación digital ha sido estudiado y diseñado específicamente para las necesidades de la empresa interesada y se propone un proyecto integral y no solo pequeños (o grandes) parches que vayan solucionando cada cuestión sobre la marcha, conforme surge.
A lo largo de las últimas décadas, muchas empresas han ido digitalizándose con lo que tenían a mano, recurriendo a distintos proveedores cuyos servicios no siempre funcionaban bien juntos y sin nadie que supervisase el conjunto de soluciones. En esos momentos no había mucha más opción, pero hace ya tiempo que existen tanto la tecnología como los proveedores capaces de asumir una revisión completa, diseño integral e implementación de un plan de digitalización en su totalidad.
Al recurrir a esta opción, se reduce la complejidad del entorno informático, con lo que no solo se disminuyen los problemas potenciales, sino que también se produce una aceleración de los procesos que antes estaban lastrados por la complejidad del sistema. Todo esto desemboca en más tiempo para enfocarse única y exclusivamente en la actividad de la empresa.
En T-Systems ayudamos a las empresas a llevar a cabo todo ese proceso de transformación digital: analizamos dónde está el negocio en ese momento, cuáles son sus procesos y sus objetivos y proponemos un plan de digitalización a medida. Una vez puesto en marcha ese plan, no dejamos a las empresas perdidas a su suerte: nos ocupamos de la supervisión, la disponibilidad, la seguridad, los informes de costes o la gestión de derechos.
Una digitalización rápida y fluida permite centrarse en lo importante, aprovechar mejor el talento de los empleados y concentrarse en generar valor e innovación. Además, con la aceleración de procesos, se logra también acelerar resultados.
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