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El desarrollo de la inteligencia artificial (IA) es uno de los grandes avances del siglo XXI. La IA ha pasado de ser casi material para argumentos de películas de ciencia ficción a convertirse en algo cotidiano, accesible a todo tipo de empresas y de organizaciones. El potencial de esta herramienta para cambiar las cosas es muy elevado y sus usos en el mundo corporativo muchos, pero lo cierto es que la IA no solo beneficia a los negocios. Sus ventajas también tendrán un impacto directo en el bien común y en el día a día de la ciudadanía.

Uno de esos terrenos clave en los que la inteligencia artificial puede mejorar las cosas es la salud: la IA ayuda a que la calidad de vida de la población sea mejor, porque permite ser mucho más eficaces a la hora de diagnosticar y tratar las enfermedades.

Uno de los principales valores de la IA es que puede mejorar el diagnóstico médico y ayudar a evitar errores. Así, por ejemplo, un estudio reciente sobre las aplicaciones de la inteligencia artificial a la radiología ha concluido que permite mejorar la detección de fracturas y evitar diagnósticos erróneos. «Descubrimos que la IA funcionaba con un alto grado de precisión, comparable al rendimiento de los médicos», asegura la responsable del estudio, Rachel Kuo. La inteligencia artificial se convierte en un valioso segundo par de ojos.

Otra muestra del potencial de la IA está en el tratamiento de la diabetes, en la que logra identificar las fases más tempranas de la diabetes de tipo 2. La eficiencia de la inteligencia artificial podría permitir automatizar los procesos de cribado, lo que ayudaría a llegar a una mayor cantidad potencial de población.

Incluso, la inteligencia artificial posibilita adelantarse a los acontecimientos y es una herramienta muy valiosa a la hora de prevenir complicaciones médicas. La IA logra predecir la insuficiencia renal dos días antes de que ocurra.

La inteligencia artificial cura

Además, la IA no solo puede apoyar diagnósticos, sino que también puede servir para desarrollar respuestas y encontrar soluciones a los problemas. Directamente, la IA se convierte en la pasarela para encontrar curas y gestionar enfermedades.

El papel que tuvo durante la crisis del coronavirus y la respuesta a la pandemia es una muestra del potencial de la inteligencia artificial para detectar soluciones a los problemas médicos. Un ejemplo cercano es el del Hospital del Mar, en Barcelona, donde se entrenó a un algoritmo para mejorar el diagnóstico de los pacientes con covid-19. No fue la única aplicación de la IA en la lucha contra el coronavirus, puesto que también se crearon sistemas predictivos para entender cómo iba a avanzar la enfermedad o apps de prediagnóstico alimentadas con datos.

Más allá del soporte de la IA en caso de pandemias, la inteligencia artificial también intenta encontrar soluciones a enfermedades muy antiguas y que todavía pueden resultar muy graves. La IA ayuda a encontrar las mejores combinaciones posibles de fármacos para luchar contra el cáncer, como ya hizo en un estudio vinculado a un tipo de cáncer infantil y en el que mejoró el control de la enfermedad.

También, podría ser la pasarela para entender cómo ‘hablan’ las enfermedades. Un estudio de la Universidad de Cambridge trabaja usando algoritmos similares a los que emplean los servicios más populares de internet para entender los secretos del cáncer y de las enfermedades neurodegenerativas. «El cuerpo humano alberga miles y miles de proteínas y los científicos aún no conocen la función de muchas de ellas. Hemos pedido a un modelo lingüístico basado en una red neuronal que aprenda el lenguaje de las proteínas», asegura la doctora Kadi Liis Saar, una de las responsables de la investigación.  La inteligencia artificial logra así descifrar lo que a la mente humana le llevaría entender décadas.

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