Las herramientas digitales han pasado de ser un complemento a la formación a ser obligatorias. Centros de todos los niveles académicos y consejerías de educación siguen buscando la manera de que estudiantes, profesores e investigadores continúen con sus tareas en esta nueva realidad. Disponer de un centro de datos en la nube es una solución que puede ayudarles a no quedarse atrás en la carrera por la digitalización.
Estudiantes: entornos virtuales de aprendizaje
En el mejor de los casos, el confinamiento de 2020 obligó a los estudiantes a terminar el curso frente al ordenador de su casa. Igual que en muchas empresas se afanaron por adaptarse a las reuniones virtuales, las escuelas improvisaron clases online para intentar apoyar a los alumnos.
Aun así, el 54% de ellos considera que aprendió menos a distancia que en el centro, según el informe “Situación actual de la educación en España a consecuencia de la pandemia” del Consejo Escolar del Estado.
Para entender este dato, hay que tener en cuenta que solo el 44,5% de los centros españoles tenía un entorno virtual de aprendizaje (EVA) y apenas el 60% disponía de servicios en la nube, según “Estadística de la Sociedad de la Información y la Comunicación en los centros educativos no universitarios” correspondiente al curso 2018-2019 (el último publicado). Esto hace pensar que no disponían de las herramientas necesarias para el buen aprovechamiento del curso académico.
A la espera de que se actualicen los datos de este estudio bienal, es posible que el porcentaje de servicios digitales haya aumentado, ya que un espacio educativo de este tipo posibilita la interacción entre estudiantes y profesores y favorece el aprendizaje de forma remota, así como el intercambio de opiniones y archivos.
Investigadores: digitalización en la nube
Por su parte, profesores universitarios e investigadores científicos se encontraron en 2020 con la necesidad de acceder a sus datos desde cualquier lugar, no solo desde el propio centro. Más que nunca se demostró la importancia de la colaboración para seguir conectados con el objeto de estudio. La digitalización y el acceso a un centro de datos en la nube lo hacen posible.
Así, desde los centros o las consejerías de educación de cada comunidad, es posible:
- Asegurar la protección de los datos facilitando el acceso únicamente a los que se necesiten y según diferentes perfiles de usuario.
- Ahorrar en el reparto de recursos al asignarlos de forma dinámica, a medida que los diferentes departamentos los vayan necesitando.
- Poner en valor la investigación en la zona gracias a una mejor colaboración entre todos los que contribuyen a generar conocimiento.
La nueva realidad lleva a la educación a digitalizarse para que los alumnos no pierdan el interés por su formación, los profesores tengan las mejores herramientas para continuar guiándoles y los investigadores sigan realizando su labor para aprender de nuestro entorno.
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