Actualmente, se han popularizado términos como ciberdelincuencia o hacker. Sin embargo, hay una práctica que se incluye en este campo algo desconocida: el doxxing.
Empresas y organismos son conscientes de la necesidad de protegerse frente a la ciberdelincuencia y están redoblando sus inversiones en este aspecto. Pero, cuando hablamos de doxxing, ¿de qué se tienen que defender exactamente?
¿Qué es el doxxing y cuál es su finalidad?
No todo el mundo está todavía familiarizado con el doxxing, ya que se trata de una de las formas más modernas de ciberdelincuencia. El témino proviene de documento y hace referencia a la captación de datos de particulares sin su consentimiento. Saber los intereses, las búsquedas o la información personal de la gente es una importantísima ventaja competitiva dentro de las empresas que venden online, pero el consentimiento marca el límite entre lo legal y lo ilegal.
Otro de los peligros que entraña es la violación de la intimidad de las personas. En la inmensa mayoría de las situaciones, son los propios clientes o usuarios de una página los que deciden ceder voluntariamente sus datos a una empresa o a una administración. Se trata de un voto de confianza que hay entre ambos. Pero el doxxing supone una clara intromisión en la vida privada de los usuarios de Internet.
Sin embargo, esta práctica no afecta solamente a ciudadanos anónimos, pues diferentes figuras de la esfera pública se han visto también afectadas por el doxxing. El caso más sonado y reciente ha sido el de Hilary Clinton.
Ante esta situación, la solución pasa por invertir y redoblar los esfuerzos en mejorar la seguridad de las empresas. Lo cierto es que a los hackers les resulta relativamente fácil practicar este robo de datos. Por eso, la mejor manera de prevenir la ciberdelincuencia es invertir más en ciberseguridad.
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