Hace ya mucho tiempo que parte de la experiencia de tomar un avión se ha trasladado a un escenario digital. Desde el momento de comprar el billete, algo que se hace mayoritariamente a través de internet, hasta la facturación, que también es online en muchas aerolíneas, los viajeros estamos acostumbrados a navegar las terminales teléfono en mano y con los ojos atentos a diferentes pantallas. Además, lo que vemos como pasajeros es solo una pequeña parte de todo lo que ocurre entre bambalinas y que permite que lleguemos al avión adecuado en el momento adecuado, una serie de complejísimos procesos en cuya digitalización también se ha avanzado mucho.
Desde el punto de vista del viajero, la digitalización de los aeropuertos ha permitido, sobre todo, reducir el tiempo que pasamos en colas. El check-in se realiza online antes de salir de casa, de forma que, si no va a facturar maletas, ya solo tiene que atravesar el puesto de seguridad y dirigirse a su puerta de embarque. Los controles de pasaportes están también ya muy digitalizados en muchos aeropuertos, haciendo uso con frecuencia de la biometría y otras tecnologías de identificación personal, lo que ayuda a reducir las esperas. Además, la mayor parte de las aerolíneas cuentan con su propia aplicación móvil, en la que el usuario puede recibir notificaciones sobre cualquier cambio en su vuelo.
Esa es la parte que ve el viajero, pero todo el funcionamiento global del aeropuerto se beneficia de la digitalización, que ayuda a gestionar a todo el personal de tierra y aire, a controlar aterrizajes y despegues, embarques y desembarques, a monitorizar y organizar las maletas, a tener actualizada siempre la información de cada vuelo. Aun así, como ocurre a menudo cuando el proceso de transformación digital lleva años en marcha y más todavía cuando hay en él numerosos participantes, muchas veces la fotografía actual es una amalgama de distintas tecnologías y operadores que no siempre agilizan el proceso.
Para gestionar tal cantidad de datos, que, además, llegan desde fuentes diversas, una de las soluciones desarrolladas por T-Systems es una suite para aeropuertos que permite integrar hasta 110 sistemas independientes. Además, al ser una suite abierta, es posible integrar en ella también soluciones de otros proveedores, lo que la convierte en una opción muy atractiva, razón por la que unos 50 aeropuertos de todo el mundo ya funcionan gracias a nuestras soluciones.
Un ejemplo de esto es el aeropuerto de Pekín-Daxing, donde se utiliza una versión del sistema de gestión de aeropuertos (AMS) de T-Systems adaptada a sus grandes dimensiones, lo que multiplica el reto y hace si cabe más necesaria una buena digitalización.
El AMS de T-Systems logra gestionarlo todo a través de una base de datos operativa del aeropuerto (AODB), donde están todos los datos de planificación y control de los vuelos; un sistema de gestión de recursos (RMS), que asigna plazas de estacionamiento a los aviones y puertas de embarque, por ejemplo; un sistema de información sobre los vuelos (FIDS); una herramienta de colaboración A-CDM, la plataforma de comunicación de los empleados e instituciones del aeropuerto; y un bus de servicios empresariales (ESB), para interconectar los componentes de T-Systems e integrar las partes externas que también participan en el funcionamiento del aeropuerto.
El resultado de un aeropuerto que saca todo el partido de la digitalización es una mejor experiencia para viajeros y personal, menos retrasos y, también, una reducción considerable de las emisiones y el consumo de combustible.
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