La movilidad de los trabajadores es fundamental en la vida laboral en los países del norte de Europa. Especialmente, en los escandinavos, donde trabajar en el domicilio particular se considera un derecho laboral básico. Entronca con el principio muy arraigado en la cultura nórdica de que la familia es un bien prioritario tanto para empleados como para empleadores. Actualmente, Suecia, en concreto, está testando el funcionamiento de nuevas condiciones laborales, como la reducción de la jornada a seis horas, ya implantada de forma pionera en hospitales del sector público.
Al sur de los Pirineos, España sigue anclada en viejos esquemas dominados por el culto al presencialismo, tanto en la empresa privada como en la Administración. Curiosamente, España es uno de los países donde más horas se trabaja (media anual de 1.686), lo que contrasta con su escasa productividad en comparación con Alemania o Francia, donde no llegan a 1.500. En este sentido, cabe apuntar las conclusiones de un informe elaborado por la fundación BBVA sobre productividad por unidad de tiempo: adjudica a España una puntuación de 68,5, muy lejos de los 87,1 puntos de Alemania.
Dentro de las tendencias de movilidad laboral en mayor auge mundial, merece especial mención el workshifting. Se trata de una fórmula de acceso al puesto de trabajo en la que tiempo y espacio no son condicionantes. Para su ejecución solo es imprescindible garantizar la seguridad informática de las aplicaciones, los archivos y los servicios de la empresa, además del respeto fiel de los requerimientos legales en materia de protección de datos. El workshifting aporta flexibilidad y productividad, recorta tiempos de desplazamiento y equilibra actividad laboral y familiar de los empleados, con el consiguiente plus de motivación. El nuevo puesto de trabajo asociado se conoce como workplace, cuyas ventajas competitivas se traducen en reducciones de los gastos de infraestructura derivados de la disminución del tiempo y espacio ocupados en instalaciones de la empresa.
Las fórmulas laborales de teletrabajo y movilidad deben entenderse dentro de las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación, las herramientas capaces de hacer las organizaciones más competitivas. Las TIC son un instrumento idóneo para la formación continua de los trabajadores, al hacer compatible su trabajo con la realización de cursos online.
El networking, a su vez, ha incrementado sustancialmente las oportunidades de teletrabajar gracias a la aparición de multitud de herramientas tecnológicas: aplicaciones como Dropbox, Google Drive, Skype o la app Evernote son buenos ejemplos ilustrativos.
Es incuestionable la transformación del mercado laboral propiciada por el nuevo contexto de la Sociedad de la Información, en un entorno delimitado a mayor escala por la economía digital. El mercado de trabajo no puede dar la espalda a las oportunidades que le ofrece esta última y variantes como el teletrabajo o el workshifting están “condenadas ” a ir imponiéndose gradualmente en España.
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