En el mundo de las nuevas tecnologías, los espacios de datos —o data spaces, como también se los conoce por su nombre en inglés— se están convirtiendo en un elemento en crecimiento. Las empresas están cada vez más interesadas en su potencial y los están incluyendo en sus estrategias. Tiene mucho sentido, porque los espacios de datos resuelven algunos de los grandes hitos y necesidades de las compañías actuales
Antes de entrar en materia y abordar para qué sirven los data spaces, habría que recordar qué son exactamente. Un espacio de datos es la última iteración en el uso de la información. Los datos aportan valor y hacen a las compañías mucho más eficientes, pero una vez que se ha alcanzado ese consenso se trata de ir un paso más allá. Como apuntaba hace unos meses en el Data Spaces Discovery Day, David Oliva, vicepresidente de Digital Business Applications de T-Systems, «somos capaces de mejorar el negocio por el uso del dato, pero ha llegado el momento de pasar a un hito muy interesante, la creación de espacios de datos».
Los data spaces crean espacios ultraseguros para trabajar con ellos y hace mucho más fácil la colaboración. T-Systems cuenta con una sólida trayectoria en el desarrollo de estas soluciones. «Llevamos más de cinco años trabajando en espacios de datos», recuerda Elena Madera, Head of Sales IU Manufacturing and Automotive at T-Systems Iberia, en una entrevista, «con toda la parte de cloud soberano europeo», añade.
Además, gracias a ellos —y a otras innovaciones tecnológicas— se gana en competitividad y eficiencia, como recuerda Madera, pero también ayudan a acercarse al paradigma de la empresa 5.0, la nueva manera de entender los entornos corporativos. Tres son los grandes puntos de la industria 5.0: resiliencia, sostenibilidad y poner a empleados y consumidores en el centro.
Para qué sirven los espacios de datos
En eso es en lo que se podría resumir el para qué sirven los espacios de datos: hace a las compañías más competitivas y las acerca a los estándares de última generación. Su aplicación más importante es la de permitir el uso compartido de los datos cumpliendo con todas las normativas y blindando la información de la compañía. Crean ecosistemas de datos, una potente solución a uno de los grandes retos corporativos.
Si los datos son la clave para la competitividad en el siglo XXI, compartir esa información con los partners cuando necesario es fundamental para conseguir mejorar resultados y para sacarle el mayor partido. Pero compartir información resulta complejo: por un lado, las normativas de protección de datos imponen unos exigentes estándares que deben ser respetados y, por otro, las organizaciones han comprendido la importancia de la seguridad. No quieren hacer nada que las ponga en peligro ni en un área ni en la otra. Ahí es donde entran en juego los espacios de datos, que crean un entorno seguro para esos intercambios.
Igualmente, permiten descentralizar el acceso a los datos y el aporte de información a la base colectiva, lo que hace que todo el proceso sea mucho más horizontal. No solo eso: trabajar con una arquitectura descentralizada —con una red en malla— da mucha más flexibilidad tanto en qué uso se le da esa información como en quién lo hace. Los datos se vuelven más accesibles para los diferentes departamentos de la empresa.
Todo esto se logra —no menos importante— manteniendo la soberanía sobre esa información, asegurando que los datos de tu compañía sean siempre tuyos y que se tenga el absoluto control sobre ellos.
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