Que los datos son el oro de este siglo es algo que parece innegable a estas alturas, pero hay un detalle que no se suele tener en cuenta: no vale con el simple almacenamiento de información, es necesario tratarla para extraer conocimiento de ella. Muchas empresas son ya muy ricas en datos, pero, sin organizarlos y tratarlos, no se les saca partido y no alcanzan el valor que podrían tener. Es más, en muchas ocasiones, las empresas ni siquiera son conscientes de todo lo que tienen: no se trata solo de trabajar con bases de datos de clientes, por ejemplo, sino tener en cuenta que disponemos de información potencialmente valiosa también en lugares como el correo electrónico. Ser una empresa basada en datos supone no dejar ningún dato valioso sin utilizar.
Pero ¿por qué convertirse en una empresa basada en datos? ¿Cómo puede ayudar a una empresa? La respuesta más sencilla: para tomar mejores decisiones.
Igual que a finales del siglo XIII Florencia prosperó económicamente contra todo pronóstico gracias a que sus comerciantes empezaron a usar la contabilidad de partida doble (que les permitía ver qué funcionaba y qué no y actuar al respecto), las empresas que, en la actualidad, dan el paso de empezar a recopilar, organizar y explotar datos tienen de pronto acceso a un conocimiento en profundidad sobre el estado real del negocio. Al aplicar la IA a todo ese bruto de información, además, se pueden crear predicciones fiables o jugar con lo que pasaría en distintos escenarios. Nada garantiza nunca que una decisión vaya a ser la más acertada (los imprevistos siguen existiendo), pero sí es posible aumentar sus probabilidades de éxito.
Ya tenemos el porqué. Ahora falta conocer el cómo. ¿Cuál es el camino para convertirse en una empresa data-driven?
El primer paso es hacer inventario de todos los datos que ya tiene la compañía, intentando ser lo más exhaustivos posible y acordándose también de lo desestructurado (como los emails comentados antes) y lo que todavía no ha sido digitalizado, si existe. Después llegan dos momentos clave: la organización de los datos y planificar qué queremos conseguir con ellos, adónde llegar. Si detectamos lagunas, es el momento de rellenarlas. Por último, toca tratar los datos, aplicar herramientas de IA que permitan extraer más conocimiento de ellos y empezar a usarlos en la toma de decisiones.
Ese es el camino muy a grandes rasgos y bastante simplificado. A la hora de la verdad, puede tratarse de un proceso complejo en el que podemos cometer errores. ¿Cómo evitarlo? Lo mejor es siempre acudir a algún partner experto en la materia que nos acompañe. En T-Systems llevamos años haciéndolo y acompañamos a las empresas en todo el recorrido, desde ese inventariado inicial y la definición de necesidades y objetivos, hasta la implementación, corrección y mantenimiento del sistema. Los datos son el oro del siglo XXI, pero, como decíamos al principio, no basta con tenerlos. La clave está en lo que se hace con ellos.
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