La labor de un investigador en materia de seguridad consiste en explotar vulnerabilidades para encontrar el modo de acceder a sistemas avanzados, sobre todo para localizarlas y ponerles remedio. Ahora, el uso de drones le puede dar un nuevo giro a la ciberseguridad y podría utilizarse para localizar esas fallas a algunos metros por encima de la Tierra.
Con un dron equipado con un micro-ordenador Raspberry Pi ejecutando Kali Linux, una distro desarrollada específicamente para realizar pruebas de penetración de redes inalámbricas y dispositivos tecnológicos. En vuelo, el dron puede identificar redes sin seguridad y dispositivos similares, almacenar todos los datos en su memoria o enviarlos en tiempo real hasta la consola de control del piloto del avión no tripulado.
Un hito tecnológico
Las Smart Cities podrían valerse de estos drones para interceptar comunicaciones y frustrar futuros ataques. Aunque esta medida ha desatado los temores de los más críticos con la tecnología, que alegan que estos aviones se podrán interceptar y utilizar para realizar labores de ciberespionaje, robo de identidades y datos personales y utilizarlos después en delitos de todo tipo ocultando las huellas tras los datos robados, como si se tratase de un phising de alta tecnología sin necesidad de que el usuario haga nada para entregar esos datos.
Sea como sea, el nuevo avión espía no tripulado supone sin lugar a dudas todo un hito en las TIC, ya que gracias a la tecnología Open Source se permite que investigadores de todo el mundo la puedan comprar y adaptarla a las necesidades que puedan tener, insertando nuevos dispositivos como escáneres de señales para indicar dónde se encuentran las redes exactamente gracias a la tecnología GPS, además de identificar las señales a través de lugares a los que no hay acceso, como vallas y muros de seguridad.
Lanzamiento inminente
El dron debería ponerse a la venta en pocos días y tiene un precio de salida de unos 2500 dólares, un precio que no está al alcance de cualquiera, aunque los tecnófobos aseguran que se trata de un precio bastante bajo para quienes se plantean utilizarlo con fines oscuros. ¿Es esto tan real como aseguran los más negativos? ¿Serán delincuentes que buscan reventar las medidas de ciberseguridad los primeros en hacerse con estos drones?
La realidad es que el entramado tecnológico que nos envuelve ya de por sí se puede utilizar en nuestra contra, por lo que un nuevo dispositivo en sí no lo aumenta. Si los drones se hackean con fines maléficos, también se desarrollarán contramedidas para bloquearlos o, al menos, se encriptarán mejor las comunicaciones y las redes. Precisamente los drones equipados con esta tecnología se podrán utilizar con el fin de detectarlas y reforzarlas con nuevos métodos de seguridad.
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