El grafeno, aun con sus limitaciones, es un material que tiene numerosas aplicaciones para la mejora de productos muy demandados en la actualidad: pantallas táctiles, cables de alta velocidad, cámaras de fotos súper sensibles y, especialmente, las baterías eléctricas.
De hecho, ya hay investigaciones muy avanzadas a punto de alcanzar la fase comercial en las que se usa el grafeno como base para construir las baterías del futuro del coche inteligente. Uno de los trabajos más avanzados en este sentido es aquel en el que están implicados la Universidad de Córdoba y las empresas Grapheneno y Grabat Energy.
En concreto, en esta investigación, para la que ya hay acuerdos entre las entidades citadas para producir a nivel industrial, el grafeno se modifica en forma de polímero para poder aprovecharse en las baterías eléctricas.
¿Las baterías del futuro usarán grafeno?
Los datos técnicos avanzados por los promotores del proyecto señalado parecen indicar que así será o, al menos, que en el grafeno se encuentra la solución a una de las desventajas de las baterías eléctricas: su escasa autonomía.
Así, con esta batería fabricada a base de grafeno, el coche inteligente podría llegar a tener una autonomía de hasta 1.000 kilómetros, lo que supondría un notable avance respecto a los 400 kilómetros de media actuales.
El único inconveniente serían los ocho minutos que tardará en cargarse en su totalidad esta batería, un tiempo bastante superior al que tarda en llenarse un coche de un combustible tradicional como gasolina o gasóleo.
Además, para poder alcanzar este mínimo de ocho minutos de carga de la batería eléctrica fabricada a base de grafeno, las estaciones de carga que existen en la actualidad deberían mejorarse en muchos aspectos.
Aún quedan muchas cuestiones por mejorar, pero sin duda cada vez están más cerca las aplicaciones comerciales del grafeno en las baterías del futuro.
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