En la lucha contra el cambio climático, hace ya tiempo que se habla del cero neto (net zero en inglés) como objetivo que nos permitirá, siempre que se mantenga, pasar página. En la página web que la ONU ha destinado a explicar el concepto, lo definen así: «Dicho de forma sencilla, el «cero neto» significa recortar las emisiones de gases de efecto invernadero hasta dejarlas lo más cerca posible a las emisiones nulas, con algunas emisiones residuales que sean reabsorbidas en la atmósfera, por el océano y los bosques, por ejemplo». Para alcanzar ese objetivo, un uso inteligente de la tecnología es imprescindible.
Una gran parte de las emisiones a la atmósfera tienen su origen en ineficiencias energéticas; es decir, usamos más energía de la necesaria porque la desperdiciamos, casi como si encendiésemos la calefacción para dejar de tener frío en vez de cerrar las ventanas o invertir en un mejor aislamiento. Según datos del Lawrence Livermore National Laboratory, por ejemplo, en 2017 Estados Unidos desperdició un 68% de la energía generada.
¿Cómo puede ayudar la tecnología a solventar esto?
De varias formas. En primer lugar, gracias al Internet de las Cosas (IoT), las ineficiencias podrían reducirse de forma drástica. Un ejemplo son los aeropuertos, que ya usan la tecnología para gestionar el equipaje, lo que ayuda a reducir los casos de maletas perdidas (con el coste económico y energético que supone) y a localizarlas con mayor rapidez cuando se produce algún error. Según Deloitte, de hecho, el 76% de los aeropuertos encuestados en 2019 usaban el Internet de las cosas para aumentar su eficiencia y optimización.
Pero el alcance del IoT es mucho mayor: colocar sensores y saber cuándo, por ejemplo, hay una puerta mal cerrada en la sección de congelados del supermercado permite tomar medidas antes y evitar un mayor desperdicio energético. Y así en cualquier industria en la que se produzcan ineficiencias energéticas con frecuencia: la tecnología permite detectarlas y paliarlas antes.
¿Conoces los centros de datos verdes?
El uso del cloud público, que en la actualidad es mucho más seguro de lo que era en sus comienzos, ayuda también a reducir emisiones: al no tener que alojar en local una serie de servidores, las empresas reducen su consumo energético. Si además optan por clouds alojados en centros de datos verdes, cada vez más comunes, el objetivo cero neto se acerca más. Por otra parte, los equipos informáticos son cada vez más sostenibles y eficientes: se han construido pensando que consuman la energía mínima durante su fabricación y en su uso.
Avanzar hacia el cero neto es requiere sí o sí aprovecharse de la tecnología. Sin embargo, hay que hacerlo bien, ya que un mal uso de los avances tecnológicos a nuestro alcance puede también tener el efecto contrario.
En T-Systems ayudamos a las empresas en todo el proceso de transformación digital, siempre con la sostenibilidad en mente. Esta estrategia sostenible no frena, sino que impulsa el desarrollo: la empresa será más eficiente, malgastará menos recursos y cumplirá con las regulaciones.
Deja tu comentario sobre "Cómo la tecnología ayuda a alcanzar el objetivo cero neto"