Cuando se hizo público que una big tech planeaba situar en Luxemburgo su nuevo centro de datos, aparecieron voces críticas que se oponían a la decisión. A primera vista, su rechazo podría parecer sorprendente, porque la instalación de un centro de datos implica un retorno económico para el lugar en el que se ubica. Sin embargo, la ecuación era más compleja. El centro de datos iba a consumir el 10% de todo el consumo de agua anual del país y el 12% del de energía. Su peso en los datos de consumo de recursos luxemburgueses era tan elevado que sus críticos se preguntaban si compensaba.
La historia la contaba David Oliva, Director Digital Business Applications de T-Systems Iberia, en el V Encuentro Empresarial Hispano Alemán: Empresa y sostenibilidad y funciona como un ejemplo perfecto para comprender cuál es el gran desafío al que debe enfrentarse la industria IT. «Este uso de energía en el ámbito digital es nuestro gran reto», asegura el directivo, señalando también que se debería hablar más del tema y de cómo las compañías tecnológicas deben ajustar su estrategia para solucionarlo.
Nadie niega ya que la digitalización es clave para el futuro de las compañías y para la mejora de la calidad de vida de los propios ciudadanos. También resulta claro que la transformación digital es fundamental para alcanzar objetivos de sostenibilidad y que tiene un impacto beneficioso a la hora de reducir la huella medioambiental de muchas de las actividades del día a día. La digitalización permite teletrabajar y reducir viajes o reduce nuestra dependencia del papel, por poner ejemplos sencillos.
Sin embargo, en esta transformación, no solo debe ser verde el resultado final, sino también la tecnología que los permite. «Se confirma: digitalización y sostenibilidad deben ir de la mano», asegura Oliva. La industria debe tener muy presente la huella medioambiental que tienen sus procesos: entrenar a una inteligencia artificial con un proceso de machine learning consume tanto como 5 coches en toda su vida útil y el 5G lo hará entre un 150 y un 160% más que el 4G. La tecnología debe trabajar para ser verde y ese trabajo debe arrancar desde sus propios centros de datos.
Centros de datos verdes
La eficiencia energética de los centros de datos se convierte así en una cuestión decisiva. Tomar las decisiones más adecuadas y optimizar los recursos permiten mejorar el impacto que los centros de datos tienen en el entorno y acercarse más al objetivo de convertirlos en 100% sostenibles.
Por ejemplo, solo añadiendo energía solar en T-Systems se ha logrado que uno del Centro de Proceso de Datos de Cerdanyola del Vallès tenga una huella de carbono un 89% menor. Como explica Oliva, T-Systems no es solo la compañía «magenta»: aspira a ser la empresa «green magenta». Para ello, se deben buscar las fuentes de energía verde que posibiliten un consumo energético 100% sostenible. Además, también deben ser sostenibles los propios edificios y la propia cultura de las empresas. Se debe tener a todos los niveles un compromiso con la sostenibilidad y con su importancia.
El trabajo para lograr que la tecnología sea verde debe hacerse dentro pero también hacia afuera. En este último punto, T-Systems busca ayudar a las empresas en su digitalización, pero también en el proceso de hacer ese cambio de manera sostenible y en el de gestionar su propia conversión en compañías verdes, para lo que cuenta son soluciones como Syrah.
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