El Museo Americano de Historia Natural organizó recientemente un hackatón: una especie de versión para programadores de una maratón, en la que durante 24 horas se intenta superar un reto o crear algo original a partir de unos componentes básicos, en este caso una vasta colección de información astronómica sobre el cosmos.
Tal y como cuenta The Atlantic, ese conjunto de datos era un Big Data «de grandeza universal»: bases de datos que están siendo mantenidas y creciendo desde hace más de cinco años, como puede verse en el vídeo de presentación, y que literalmente contienen información procedente de docenas de organizaciones astronómicas y científicas. Todos esos datos describen objetos celestes: galaxias, estrellas y planetas, con su información tridimensional, acerca de las órbitas, tamaños, composición química y demás.
Parte del reto era imaginar qué hacer con toda esa información; otra parte comprender cómo estaba estructurada, porque muchos de los programadores tampoco eran muy duchos en astronomía. Por suerte los científicos del museo andaban también por allí. En total se acabaron presentando unos 30 proyectos, que abarcaban todo tipo de ideas, desde visualizadores de estrellas y galaxias en 3-D hasta juegos educativos.
Uno de los más relevantes resultó ser Star API, que básicamente es una API para programadores sobre los datos en bruto que almacena Digital Universe, que es como se llama el gigantesco repositorio. El proyecto se montó en GitHub y la presentación y documentación son tan elegantes y sencillas como puede llegar a ser este tipo de interfaces de programación. Ahora cualquier software, sistema automático o robot puede consultarlo. Como conclusión: un acceso más «amigable» a los datos de 100.000 estrellas, constelaciones y exoplanetas, al alcance de la mano.
Entre los ganadores también se premió a un proyecto educativo que permite crear sistemas solares «construyéndolos a mano» [vídeo YouTube] simplemente «lanzando» planetas y viendo cómo orbitan las estrellas. Como puede verse en el vídeo, el montaje contaba además con unas vistosas gafas de realidad virtual.
El resultado de la experiencia fue un fin de semana divertido y educativo, que además dejó al museo algunas herramientas interesantes para el futuro, incluyendo una API abierta que ahora podrán usar otros programadores para acceder a la información pública del Digital Universe que atesora la entidad.
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