Usos de las impresoras 3D en el hogar y en el sector textil

Ya han pasado 20 años desde las primeras pruebas de impresión 3D y parece que la democratización de los precios convertirá este aparato en imprescindible para uso doméstico o en muchos sectores empresariales, como el textil o el de la alimentación.

La consultora tecnológica Gartner señala en su informe de tendencias para 2015 que, en tres años, las impresoras 3D se convertirán en un utensilio imprescindible en los hogares, así como en diversos sectores, a través de aplicaciones industriales, biomédicas o de consumo.

Las grandes empresas ya utilizan la impresión 3D para desarrollar prototipos, pero poco a poco van introduciéndose en los hogares. Su uso aún es limitado: crear objetos de plástico (piezas de juegos perdidas, peines, tazas para café, piezas de decoración…). Sin embargo, los fabricantes aseguran que, gracias a la investigación, próximamente se descubrirán algunos más. De hecho, la empresa Natural Machines, de Barcelona, está desarrollando una impresora para alimentos: tal vez en un futuro no muy lejano se encuentren en los supermercados “cartuchos” para imprimir una pizza. Otros sectores de alimentación, como las pastelerías, también son objeto de desarrollo de impresoras 3D.

El sector textil es otro de los que avanzan gracias a la masificación del uso de impresoras 3D. El diseñador Jiri Evenhuis fue pionero en utilizar estas máquinas para fabricar tejidos y desde el Freedom of Creation en Ámsterdam y el London College of Fashion están implementándose estructuras textiles flexibles, con objeto de convertir los datos tridimensionales del cuerpo en tejidos adaptables que quedan como una segunda piel. Así se reducen los desechos de material y de transporte y, por ende, los costes de fabricación.

Sin duda alguna, el sector donde las impresoras 3D están teniendo más desarrollo es el biomédico, con la creación de prótesis adaptadas al cuerpo de cada paciente, pero aún no se conocen todas las posibilidades que tendrán en los próximos años.