Cuando hablamos de Smart Cities solemos pensar en grandes centros urbanos, ciudades con millones de habitantes e infraestructuras modernas, futuristas a veces, que cuentan con enormes áreas para las personas, que tienen a los vehículos relegados a la periferia y que cuentan con sistemas inteligentes de todo tipo. Nos olvidamos, con frecuencia, del resto de ciudades, las medianas y las pequeñas.
Acercar la Smart City a los pequeños núcleos de población no solo es posible, sino que es el camino natural. Desde que los humanos se organizan en poblados, estos no han dejado de evolucionar, incluyendo los avances técnicos y tecnológicos que más beneficios podían generar en cuanto a habitabilidad, salubridad, comodidad, entretenimiento…
En la época moderna sucede lo mismo. Los pequeños núcleos de población son muy numerosos, mucho más que las grandes capitales y, por lo tanto, aglutinan un buen porcentaje de población que también se puede ver beneficiado por las tecnologías inteligentes.
Cómo hacer de cualquier ciudad una ciudad inteligente
Los beneficios para la sociedad cuando hablamos de Smart Cities son numerosos, por ejemplo:
- Diseño sostenible.
- Mejoras en la movilidad urbana.
- Respeto por el medio ambiente.
- Uso eficiente de la energía, agua y una gestión de residuos responsable.
- Decisiones basadas en los datos.
Estos beneficios se pueden extender a las ciudades pequeñas. A partir de la conectividad mediante redes de datos y redes inalámbricas (como el WiFi), contando con tecnología IoT y sacando partido al Big Data, una ciudad pequeña puede ver su eficiencia incrementada.
Por otro lado, el objetivo último de las ciudades inteligentes es mejorar la calidad de vida de sus residentes. Esto es igual en una gran ciudad que en una pequeña población, pero es más fácil de conseguir en las segundas.
El factor de escala en las pequeñas urbes juega a su favor. En ellas, la gestión de residuos, las necesidades energéticas e incluso las necesidades de movilidad son menores, también hablando de escala. Por tanto, a pesar de que sigan siendo sistemas complejos, requieren de menores inversiones para conseguir mejorarlos.
La llegada de las redes 5G supondrá un potente estímulo para la innovación y el despliegue de soluciones IoT masivas. Las aplicaciones son numerosas, por ejemplo, el control del tráfico y la mejora de la movilidad. Los medidores inteligentes, la gestión de residuos, las mejoras en seguridad ciudadana y la mejora en la coordinación de los servicios de emergencias son otras aplicaciones de fácil aplicación en las ciudades pequeñas.
Es posible convertir las pequeñas y medianas poblaciones en inteligentes gracias a la IoT de bajo coste. No es necesario hacer inversiones desorbitadas para conseguir potenciar la eficiencia de los diferentes servicios y mejorar la vida de los ciudadanos.
Los beneficios de las soluciones inteligentes en las pequeñas poblaciones se notarán rápidamente: los costes de la energía bajarán, la utilización de los recursos y la gestión de residuos serán mucho más eficientes y, en general, la calidad de vida de las personas mejorará.
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