Para las compañías, la transformación verde no es ya una opción, sino que se ha convertido en una pieza fundamental de su estrategia de negocio. Como asegura en el blog de T-Systems Gökay Ilgin, Head of Competence Center Chemistry & Pharma, Electronics, Utilities de T-Systems, «la sostenibilidad ya no es algo con lo que es bonito contar, sino un must». Es decir, las empresas deben tener muy presente que ser sostenibles no es simplemente algo que funciona en la estrategia de RSC o que da juego en la de comunicación, sino que debe ya afianzarse en los pilares corporativos.
Razones de peso para ello no faltan. Por un lado, las expectativas de los consumidores obligan ya a ser lo más verdes posibles. La ciudadanía es crítica con el greenwashing, porque buscan que las organizaciones protagonicen un cambio real y no simples promesas. De hecho, 6 de cada 10 europeos creen que la responsabilidad última en la sostenibilidad debe estar en las empresas y no en ellos, como apunta un estudio de Kantar.
Por otro lado, los cambios legislativos y la aplicación de nuevas normativas están creando un contexto en el que las firmas no tienen ya más remedio que hacerse verdes. Las leyes empiezan a penalizar procesos poco sostenibles. Aun así, los cuerpos legislativos y administrativos no solo impactan con medidas restrictivas. También se está abriendo ahora una potencial nueva oportunidad para crecer y ganar mercado gracias a las apuestas verdes de países e instituciones supranacionales. El Green Deal europeo y sus expectativas de inversión son un ejemplo perfecto de esta realidad.
Pero ¿cómo pueden responder las compañías a estos retos y cómo pueden iniciar o asentar su transición verde? La clave está en la transformación digital. La tecnología es la pieza fundamental para completar el puzle de la sostenibilidad.
Cómo ayuda la tecnología
Las herramientas tecnológicas permiten mejorar cómo se hacen las cosas, pero también la trazabilidad de esos esfuerzos. Las soluciones de T-Systems no solo ayudan a mejorar la eficiencia, sino que además ayudan a confirmar que se está haciendo bien esta revolución verde.
El primer punto en el que la tecnología posibilita la transformación verde es en el establecimiento de una cadena de suministro sostenible. Gracias a la digitalización, la cadena se convierte en una versión inteligente.
En líneas generales, esta Smart SMC se ajusta a las necesidades de cada empresa y mejora la eficiencia. La compañía se vuelve mucho más competitiva, algo clave para lograr mejores resultados económicos, pero también —y casi como un valioso extra— más verde. Una cadena de suministro inteligente reduce errores, mejora los procesos, evita redundancias o garantiza la continuidad. Así, se maximiza el aprovechamiento, se reduce el despilfarro o se ajusta el consumo de energía, todas ellas cuestiones claves para hacer que la compañía sea más sostenible y que su huella sobre el planeta se reduzca.
El segundo punto es el de asegurarse de que lo que se está haciendo es todo lo que se debe: el compromiso sostenible debe ser real y no una mera promesa vacía. Syrah es la herramienta crucial para enfrentarse a este reto. Esta solución de T-Systems es la primera del mercado para la monitorización y medición del cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible, conocidos por sus siglas ODS, ayudando en la trazabilidad de las promesas verdes. Syrah es una suerte de voz de la conciencia corporativa que vigila que se cumplan los compromisos sostenibles.
La tecnología no solo acompaña y transforma, también garantiza que se esté haciendo todo lo posible por crear un mundo mejor.
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