Los términos conectividad y movilidad están más relacionados que nunca, especialmente, en el sector del automóvil. Sin embargo, los conductores se muestran escépticos ante la llegada del coche conectado. La sensación de no tener el control del vehículo y el uso que pueda darse sobre la información que recopilan generan incertidumbre.
El miedo al coche conectado
Pese a que los automóviles se benefician de todas las ventajas que ofrece la tecnología, muchos conductores no sienten seguridad ante las posibles decisiones que pueda tomar el coche.
El hecho de no controlar el coche no es la única preocupación, pues los que realmente disfrutan de la conducción no están dispuestos a renunciar al placer que les genera esta sensación. Esto es un gran problema, pues la paulatina llegada al mercado de los sistemas de conducción autónoma hará que acabe consolidándose como habitual el uso de estos. Por ello, son muchos los que temen perder la posibilidad de conducir de forma tradicional, pese a que el uso de estos sistemas hace que se reduzcan los accidentes.
El informe publicado por el Observatorio Cetelem indica que al 37 % de los conductores no solo no les gusta el coche conectado, sino que, además, les inquieta su funcionamiento. Dicho informe analiza 15 países (Reino Unido, Japón, Bélgica, Alemania, España, Turquía, Sudáfrica, México, Francia, Italia, Polonia, Portugal, Estados Unidos, Brasil y China) y destaca el dato de que los conductores que más temores muestran son los que viven en los lugares donde existe una mayor implantación de los automóviles conectados.
Inevitablemente, el avance y perfeccionamiento tecnológico, así como el IoT, van a servir para añadir cada vez más sistemas de ayuda y control de la conducción. Al igual que lo que ya parece algo habitual, como pueden ser las ayudas al estacionamiento, será en un futuro la conducción completamente autónoma.
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