El ferrocarril revolucionó el transporte de pasajeros y mercancías en el siglo XIX. Hasta ese momento, para recorrer grandes distancias eran necesarios muchos días y descansos, aunque solo fuera para cambiar de caballos. El transporte colectivo como tal, además, no existía. El tren lo cambió todo y el mundo se llenó rápidamente de vías y estaciones. Con la llegada de los vehículos privados a motor y los aviones, su importancia fue disminuyendo, pero hace tiempo que se tiene claro que, por una cuestión de sostenibilidad, los trenes deben ser también el transporte del futuro. Para ello, es imprescindible la digitalización del sistema ferroviario y un uso inteligente de los datos.
La información que se puede recoger es ingente: desde datos sobre el tren y las vías, clave, por ejemplo, para las tareas de mantenimiento preventivo, hasta sobre el tráfico de pasajeros, importante para manejar mejor las necesidades de frecuencias y organizar horarios y rutas. A través del big data, la experiencia no solo de pasajeros, sino también de las personas que trabajan en el tren y la estación se puede mejorar de forma significativa. Todo esto es extensivo también a la industria, a los fabricantes de trenes, a toda la logística asociada a que un nuevo coche se incorpore al sistema ferroviario.
Los espacios de datos son para esto muy importantes, no solo por las puertas que abren en general, sino porque para un sistema ferroviario preparado para el futuro es fundamental la colaboración entre países. En la UE está el Espacio Europeo de Datos Ferroviarios (ERDS, por sus siglas en inglés), que busca crear un ecosistema de datos interoperable y seguro para la industria y que está promovido por 12 empresas ferroviarias europeas, entre las que se encuentra Renfe. Como no podía ser de otra forma, T-Systems se ha unido también al ERDS como socio tecnológico, aportando todo el expertise obtenido a través de la participación en el desarrollo de otros espacios abiertos de datos por el continente.
¿Cómo funciona el ERDS, en qué se traduce para las personas que viajan en tren? Se trata principalmente de que la experiencia sea lo más fluida y sencilla posible, incluso en casos en los que hay que hacer transbordos, cruzar fronteras y viajar en convoyes de compañías distintas. Es decir, que no sea solo un compromiso con la sostenibilidad o una preferencia personal lo que invita a escoger un tren, sino que de verdad sea la opción más atractiva. Para ello, debe existir una comunicación constante entre muchísimos agentes, desde los vendedores de billetes en las taquillas de la estación hasta los responsables del mantenimiento de trenes y vías.
Gracias al espacio de datos, ese intercambio es posible, lo que borra ineficiencias, reduce el número de imprevistos que afectan al tráfico ferroviario (porque muchos de ellos sí se podían prever y evitar) y mejora la experiencia general de todas las personas que viajan a bordo del vehículo. Asociar viajes en tren a tranquilidad y comodidad ayudará a impulsar su uso y contribuirá a una movilidad más sostenible.
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