Los datos se han convertido en uno de los elementos más importantes de la estrategia corporativa. Son el elemento diferencial, el que ayuda a mejorar la eficiencia organizativa, la manera de conocer mejor a los consumidores o el camino para adelantarse a los problemas y hacer a las compañías más resilientes. Pero contar con una buena estrategia de datos no es solo crucial por todas estas cuestiones positivas, también lo es porque no tenerla expone a una avalancha de efectos negativos que ninguna organización quiere —o debe— afrontar.
De entrada, si los datos son cada vez más valiosos, también lo son cada día más para los cibercriminales. Los robos de información son un riesgo cada vez más frecuente para las compañías. Por ello, es determinante diseñar una buena estrategia de seguridad conectada con los datos, una que blinde la información y la proteja contra todas estas amenazas.
Para continuar, las consecuencias de las brechas o fallos de seguridad en datos, sean de la naturaleza que sean, son cada vez más duras. No se trata solo de que el mal uso de los datos se convierta en una pesadilla de relaciones públicas, ahora que la gente es más consciente de su importancia; sino que tiene repercusiones legales. Las normativas se han ido endureciendo con el paso de los años para asegurar la protección de la información personal de la ciudadanía. La normativa europea de protección de datos (RGPD) fue una de las grandes pioneras. Sin embargo, ha dejado de ser la única. No hacer bien las cosas expone a problemas legales en cada vez más regiones.
Y con los problemas legales llegan las multas. Los titulares de los medios están repletos de nombres de compañías de todo tamaño y de todos los sectores que han sido penalizadas por cuestiones de datos. Incluso, un estudio de este verano ha identificado a España como el país que más multas ha impuesto por violaciones de la RGPD.
Las proyecciones apuntan que las penalizaciones podrían ir creciendo, lo que no sorprende en un mercado en el que los datos son cada vez más importantes y la digitalización más intensa. Por tanto, los riesgos potencialmente aumentan.
La última estimación de Gartner sobre esta cuestión indica que las multas por problemas de datos alcanzarán los 1.000 millones de dólares en 2026, diez veces más que las que se han registrado en 2022. Estas son solo, eso sí, penalizaciones contadas con lo que Gartner llama SRRs, las siglas de «subject rights requests», las peticiones de derechos de los sujetos. Como asegura el vicepresidente analista de la firma, Nader Henein, contar con herramientas que gestionen esa privacidad se ha convertido en un «prerrequisito para construir confianza». Además, su retorno es elevado. «La gestión de SRRs puede mejorar los niveles de confianza de los consumidores ofreciendo una experiencia de usuario positiva en privacidad», añade.
La clave no está solo en blindar la seguridad, sino también en ofrecer a los consumidores respuestas rápidas y vías para gestionar fácilmente el uso que se hace de los datos. «Los derechos sobre datos no deben ser tratados únicamente como un requisito legal», insiste Hanein. Una empresa que quiere dar un buen servicio lo tratará con el mismo rigor y cuidado que aborda la atención al cliente. Es una faceta más.
De hecho, ahí está la clave para la solución del problema. Las compañías no deben quedarse solo con que los riesgos han aumentado y que el potencial penalizador también, sino que necesitan enfocarse hacia la solución. Esta no es una cuestión inevitable, sino una en la que prevenir realmente cura. Dotarse de las herramientas más adecuadas y confiar en partners experimentados, como es el caso de T-Systems, ayuda a evitar fugas y fallos en la gestión de datos. Blinda la privacidad de los consumidores y la información clave corporativa.
Deja tu comentario sobre "Una buena estrategia de datos evitará multas millonarias"