Cuando en su momento dijimos que la tecnología blockchain no solo se refería a monedas virtuales comentamos que la clave de futuro de esta tecnología es su capacidad para eliminar intermediarios en transacciones. La naturaleza de las transacciones no es relevante, puede ser un intercambio de cualquier cosa, desde contratos laborales hasta moneda. Lo importante es que blockchain hace que una transacción sea segura, trazable y unívoca. Ahora bien, ¿cómo se relaciona esto con la energía solar?
Todo surge de una iniciativa de la ONU, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que consiste en el desarrollo de una moneda virtual basada en blockchain llamada SolarCoin. Hasta aquí podemos decir que, negando el inicio de este artículo, blockchain se emplea para crear una moneda virtual. Pero lo cierto es que es algo más. Esta moneda sirve para desarrollar un mercado alrededor de la energía solar que la haga rentable, apoyando proyectos como, por ejemplo, un «marketplace» en el que se pueden alquilar equipos de placas solares, entre otras cosas.
Energía #solar accesible para todos gracias a las #SolarCoin y los #marketplace Share on X¿Qué tiene de interesante, o cuál es el potencial de esta moneda virtual? En primer lugar facilita el acceso a los equipos para el aprovechamiento de la energía solar a precios razonables. En el blog del PNUD se menciona el caso de Moldavia, un país situado entre Ucrania y Rumanía que importa el 74% de la energía que consume. Los precios son cada vez más altos, pero Moldavia cuenta con un as en la manga: sus más de 2.400 horas de sol anuales, que atraen a los visitantes y que pueden suponer un alivio para sus necesidades energéticas si consiguieran sacar partido a toda esa cantidad de sol.
El problema: los costes de la infraestructura. Todavía son muy elevados a pesar de que en ese país hay leyes amables con la energía solar. Aquí entra el PNUD, probando un nuevo modelo de negocio pensado para relacionar las empresas privadas del sector energético con «beneficiarios locales estratégicos», por ejemplo la Universidad Técnica de Moldavia (sujetos del primer test). La finalidad es facilitar el acceso a la energía solar y reducir en la medida de lo posible la factura que supone la importación de energía.
SolarExchange es una empresa que gestiona un mercado de compraventa de energía solar a nivel mundial. Siguiendo con el ejemplo de la universidad mencionada, se necesita de una instalación completa para beneficiarse de la energía solar, pero los costes son demasiado elevados. Como si se tratase de una campaña de crowdfunding, la comunidad de SolarExchange «comprará» una cantidad determinada de unidades, por decirlo así, o de paneles solares. Así, la Universidad tendrá su instalación y los inversores obtendrán beneficios gracias a la energía solar.
El papel de blockchain aquí, en la forma de SolarCoin, es el de proporcionar la recompensa monetaria a esos inversores que han permitido la instalación solar con sus aportaciones. El uso de una criptomoneda hace que el alcance de estas iniciativas sea global a la par que seguro y privado.
La criptomoneda que se genera se devuelve a los propietarios de las celdas solares durante el período de reembolso, y se estima que se amortiza la inversión en un plazo de 8 a 13 años, aunque los inversores seguirán recibiendo ingresos hasta cumplirse un plazo de 20 años en total. Las SolarCoin producidas se almacenen en la cuenta de la Universidad, que las podría invertir en otros proyectos de investigación, por ejemplo.
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