Las nuevas tecnologías, las emergentes, son aquellas que introducen algo nuevo, nunca visto, o bien una tecnología conocida pero que, hasta el momento, no tenía aplicación práctica. Es decir, las nuevas tecnologías no son internet, ni el smartphone, ni todo ese conjunto de tecnologías que llevan una o dos décadas con nosotros, pero siguen etiquetadas con ese término.

Son, también, las tecnologías disruptivas, aquellas que revolucionan la manera de hacer las cosas o que introducen algo tan novedoso que “rompen” en mercado y tienen un gran potencial transformador. Ejemplos claros y recientes son la tecnología blockchain, el 5G, Internet de las cosas o los asistentes personales inteligentes.

Si sumamos a la novedad que suponen estas tecnologías para la mayoría de las personas a la incertidumbre o el desconocimiento de las nuevas normas de privacidad y protección de datos (como el RGPD), es lógico que surjan dudas acerca de si nuestros datos estarán seguros, o no.

¿Cómo saber si las nuevas tecnologías pueden afectar a nuestra privacidad?

Para estar seguros, nada mejor que seguir las recomendaciones de la Oficina de Seguridad del Internauta para adoptar con confianza cualquier nueva tecnología a través de una aplicación para smartphone, por ejemplo, en mediante un servicio web.

¿Es una tecnología en estado de pruebas? ¿Está lo suficientemente probada como para ofrecer garantías de privacidad y seguridad? ¿Se trata de una aplicación oficial proveniente de una fuente fiable? Es importante conocer, antes de lanzarse a introducir datos sensibles, si la aplicación dispone de tecnología obsoleta, o está al día en estas cuestiones.
Es muy importante leer siempre los términos y condiciones de uso de las aplicaciones, sean cuales sean. Suelen ser textos áridos, pero son textos legales que, si aceptamos sin leer, nos pueden traer problemas. Saber cómo se tratarán los datos recopilados es una de las primeras reglas de seguridad que debemos aplicar.
Revisa siempre todos los permisos que otorgas a las aplicaciones móviles que instalas en tu smartphone.
Si detectas alguna irregularidad, ejerce tus derechos de Acceso, Rectificación, Cancelación y Oposición (ARCO) que te ofrece la ley.
Activa todos los sistemas de seguridad adicionales (ya no es suficiente con disponer de una buena contraseña). Cuantos más utilices, más seguro será el uso de la aplicación y más seguros estarán tus datos.
Busca las aplicaciones y servicios que se ciñan al “principio de privacidad” en el diseño, y la “privacidad por defecto”. Es decir, aplicaciones desarrolladas por empresas que cumplan con el RGPD desde la concepción de la aplicación.

Hay que decir que es obligatorio para todas las empresas cumplir con el Reglamento General de Protección de Datos, pero siempre que su sede social esté en la Unión Europea. En otras palabras, todas las empresas españolas estarán obligadas a cumplir con el RGPD, pero no a todas las empresas les aplica esta ley por estar ubicadas en otros países.

Dicho esto, es de vital importancia mantener nuestros dispositivos actualizados tanto en lo que respecta al sistema operativo, como al software, y en especial a todo aquel que tiene que ver con la seguridad.

Existen muchas personas atraídas por adoptar las tecnologías novedosas en el momento en que se presentan en el mercado, e incluso antes. Los programas de acceso anticipado o las “betas” permiten a usuarios interesados (early adopters) probar estas funcionalidades, tecnologías o aplicaciones antes que el común de los usuarios. Siempre que sigamos las recomendaciones expuestas más arriba, podremos estar tranquilos con respecto a la privacidad de nuestros datos.