¿En qué se diferencian la realidad virtual y la realidad aumentada?

Las nuevas tecnologías avanzan a pasos agigantados y el ser humano debe adaptarse a ellas tanto en su vida cotidiana como profesional. En este sentido, innovaciones como la realidad virtual o la realidad aumentada son ya algo presente en nuestros días y se expanden abarcando cada vez más aparatos, funcionalidades y usos comunes.

Pero, ¿hablamos de lo mismo cuando nos referimos a estas dos tecnologías que se aplican también al Internet de las cosas (IoT)? La verdad es que, aunque son similares, no son exactamente iguales.

Las peculiaridades de la realidad virtual

La realidad virtual es, tal vez, un concepto más extendido y conocido. Ya hace tiempo que se viene utilizando, sobre todo en el sector del ocio, pero también en entornos profesionales como los simuladores de vuelo para pilotos y astronautas. Esta tecnología supone adentrarnos en un entorno o en un ambiente creado de forma artificial gracias al uso de unas gafas especiales, así como guantes, cascos o incluso trajes especiales, que nos hacen sentir que subimos una montaña rusa, que pilotamos un avión o que nos tiramos en paracaídas.

La clave es que creamos algo de la nada. Es decir, inventamos una realidad alternativa o virtual, con la que, de algún modo, podemos interactuar, pero que nada tiene que ver con el mundo real.

Las características de la realidad aumentada

La realidad aumentada sí que se basa en nuestro entorno real, pero lo amplía, lo modifica y lo complementa. Aquí se usan, por ejemplo, gafas para enfocar hacia una calle y que nos indique qué tiendas hay, de qué ofertas disponen, qué historia esconde el lugar, dónde hay hoteles o muchas otras informaciones. Ciertos juegos, como el famoso Pokemon Go, se sirven de esta realidad aumentada para ofrecer un elemento extra dentro de un entorno real. Y también tiene más aplicaciones en el IoT que la realidad virtual.

Aunque se hable indistintamente de #realidadvirtual y #realidadaumentada, no son lo mismo Clic para tuitear