No será la primera vez que hablemos de autoconsumo en estas páginas. Las energías renovables y, en general, el sector energético, se enfrentan a una nueva era dorada en la que será más accesible disponer de un sistema de células fotovoltaicas en los domicilios, de manera que cada vez más personas puedan optar por el autoconsumo.
Esto significará una revolución sin precedentes en el sector de la energía que, además, solo es posible gracias a tecnologías como el Big Data y el análisis predictivo. Con el autoconsumo llegarán las microrredes de suministro energético que darán servicio a nivel de manzana, prácticamente, y que supondrán un reto sin precedentes a la hora de gestionar el consumo y, por supuesto, hacer las cuentas entre oferta y demanda.
Hace pocos años, el autoconsumo era difícil de alcanzar porque la legislación no acompañaba. Los impuestos, como el conocido «impuesto al sol», echaban atrás muchos proyectos de instalación. Además, la cosa se complicaba cuando la energía sobrante se inyectaba en la red eléctrica.
El pasado año, en 2019, el cambio en la ley se traduce en el Real Decreto 244/2019, que favorece el autoconsumo y define los procedimientos a seguir cuando hay excedente de energía, así como qué hay que hacer para aprovechar ese exceso de producción. Esto se puede hacer bien través de baterías, o volcándolo a la red con una posible compensación si se cumplen ciertos requisitos.
Este es un cambio que permite abrir un mercado enorme en nuestro país, un lugar en el que tenemos muchas horas de sol a lo largo del año y en gran parte del territorio.
Además, el sector eléctrico se enfrenta a una serie de retos importantesentre los que destaca la penetración de nuevas tecnologías como Big Data, Inteligencia Artificial o Blockchain. Si sumamos a las facilidades que, por ley, permiten una mayor sencillez de instalación de equipos fotovoltaicos la introducción de estas tecnologías disruptivas, tenemos un cóctel perfecto para que el autoconsumo despegue por fin en nuestro país.
Este autoconsumosolo puede traer beneficios para los consumidores y alguna que otra complicación para las distribuidoras, pero en el fondo van a sufrir una transformación que traerá nuevos horizontes de negocio. Por ejemplo, el sector tiene ante sí oportunidades como el desarrollo de aplicaciones de mercados virtuales en los que intercambiar energía a través de micropagos, o bien utilizando tecnologías como blockchain a través de su aplicación en los contratos inteligentes.
En cuanto a la aparición de las microrredes eléctricas a nivel muy local, las grandes compañías tienen una oportunidad importante para contribuir en su construcción para las diferentes comunidades, conectando y administrando la generación de energía de diferentes hogares y edificios autogenerados.
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