El anonimato completo en la red solo parece posible si renunciamos a cualquier contacto con Internet. Hoy parece imposible vivir alejado de la tecnología y, en general, todos tenemos una huella digital impresa en Internet, que cualquier persona puede rastrear en mayor o menor medida.
Las leyes y normativas trabajan para proteger nuestra privacidad, como el RGPD, y cada persona debe ser consciente de sus actos y responsable por ellos y sus consecuencias. Sin embargo, la información, el rastro que dejamos en Internet con cualquier cosa que hagamos es muy difícil de rastrear, controlar, y borrar.
¿Por dónde empezamos a borrar nuestra huella digital?
El derecho de supresión (conocido como «derecho al olvido») en los buscadores de Internet nos permite solicitar, bajo ciertas condiciones, que los enlaces a nuestros datos personales no figuren en los resultados de una búsqueda en internet realizada por nombre.
Esto, que parece una buena solución, no implica que la información sobre nuestra persona desaparezca de Internet. En realidad, tan solo desapareceremos de los resultados de los buscadores a los que solicitemos ejercer nuestro derecho de supresión. Por tanto, no saldremos en los resultados de búsqueda, pero se nos puede encontrar de manera indirecta.
Para tratar de eliminar nuestra información de la red no existe un procedimiento 100% infalible, pero podemos seguir estos pasos:
- Recopilar todas las cuentas de correo electrónico que hayamos abierto. Esto es importante para identificar todos los servicios a los que nos hayamos suscrito a lo largo del tiempo, y de los que querremos darnos de baja.
- El segundo paso es, justamente, enumerar todos los sitios en los que hayamos abierto una cuenta de usuario en todos nuestros años de navegación. Es probable que no recordemos todos los servicios en los que tengamos cuenta, así que esta labor es larga y tediosa. Es recomendable buscar en cada gestor o cliente de correo, con el buscador integrado, mensajes que incluyan palabras como «Welcome», «Bienvenido» o similares (por ejemplo, «sign up»).
- Para cada servicio que no utilicemos, cerramos la cuenta.
- Borramos los datos de las redes sociales (Twitter, Facebook, LinkedIn, Second Life…), algo que puede ser, en determinados casos, una odisea.
- Para las webs o servicios que no dispongan de métodos para recuperar el usuario, hay que ponerse en contacto con el administrador o administradores. En nuestra comunicación solicitaremos la eliminación de nuestros datos, preferiblemente con un tono amigable.
- El siguiente paso es ejercer el derecho al olvido con todos los buscadores conocidos.
- Y, por último, comprobaremos que la información haya sido borrada de manera efectiva.
Estos pasos no nos van a garantizar un 100% de efectividad, a menos que nos tomemos las cosas con mucha calma, tengamos paciencia para que la información desaparezca y, en algunos casos, recurramos a un abogado para los casos en que algún webmaster se niegue a eliminar tus datos. Se trata de un tema muy complejo, como podemos comprobar. Puedes ampliar información y ver mayor detalle de los diferentes procesos en este completo artículo de Xataka.
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