Cuando nuestro gato muestra claros signos de independencia temporal y abandona el hogar, en muchas ocasiones pensamos que el felino estará por alguna parte cerca del jardín, el garaje, a lo sumo, merodeando la casa de alguno de los vecinos más cercanos. Pero el IoT muestra una realidad algo distinta.
Si somos de los que piensan eso, podemos estar bastante equivocados. Si bien por estas tierras no es común ver gatos domésticos fuera de las casas, en lugares como Australia, los felinos tienen como actividad habitual alejarse, y hasta hace poco ni sabíamos cuánto, de su cómodo lugar de residencia y explorar.
Un experimento basado en conectividad y el IoT
Aquí llega la tecnología al rescate, que mediante la conectividad GPS, y una serie de apps instaladas en nuestro terminal, permiten conocer qué hace y dónde va nuestra mascota cuando se aleja del hogar. El experimento llevado a cabo en Lithgow (Australia), tuvo como protagonistas involuntarios a 12 gatos escogidos. A cada uno de ellos se les colocó un arnés armado con un GPS que monitorizó su actividad.
Si bien algunos de estos gatos solo recorrieron una distancia de aproximadamente unos 100 metros, otros más osados fueron mucho más allá. Uno de los animales estudiados, de hecho, llegó a alejarse de la casa de su dueño unos 3 kilómetros. Con todo ello, durante 10 días el estudio reveló hábitos de comportamiento en los animales que sus propietarios ni siquiera habían llegado a sospechar.
El proyecto es una nueva manera de poner de relevancia el concepto de IoT, a través de una herramienta como un GPS sobre un animal con el fin de recabar datos sobre la movilidad de los gatos en sus paseos diarios. La empresa que desarrolla el proyecto busca ahora implantarlo en otras zonas de la meseta australiana.
¿Qué nuevas aplicaciones encontraremos los humanos para esta tecnología ‘testada con animales’?
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