El desarrollo de soluciones de Inteligencia Artificial implica el entrenamiento de los diferentes algoritmos, de manera que se consigan las respuestas esperadas para cada estímulo de entrada.
Todo este entrenamiento debe ser supervisado por humanos, al menos por el momento. La Inteligencia Artificial se encuentra aun en una etapa muy incipiente de desarrollo, nada comparable con la imagen que nos da la ciencia ficción, ya sea en el cine o en la literatura. En la realidad, los algoritmos de IA y Machine Learning se programan para resolver tareas muy específicas como, por ejemplo, el reconocimiento facial.
Cuando decimos «tareas específicas» no queremos decir que sean tareas simples, sino que tratan de resolver un problema en concreto: en el caso del reconocimiento facial, se trata de analizar una imagen o vídeo para establecer una correspondencia con una persona en concreto, y permitir así utilizar los rostros como herramienta de identificación, por ejemplo.
Las personas encargadas del entrenamiento de los algoritmos de machine learning se encargan de refinar el proceso, identificando los conjuntos de datos clave, descartando los elementos que introducen confusión o redundancia, corrigiendo falsos positivos…
Como ejemplos adicionales, para ayudar a un algoritmo que formará parte de un coche autónomo y que tiene que identificar características comunes de una calle de la ciudad, el entrenador humano señalará imágenes de autobuses, aceras o peatones. Hará esto centenares o miles de veces, de manera que el algoritmo tenga la mayor cantidad de información correcta.
En los casos de software de reconocimiento de voz, el entrenador se encargará de indicar el significado correcto en situaciones con pronunciación confusa, o en grabaciones que presenten ruido de fondo. Es un trabajo muy repetitivo, pero necesario.
En China, la Inteligencia Artificial será central en su desarrollo como nación en el mundo. Para convertirse en la nueva superpotencia de la IA, existen verdaderas granjas de entrenamiento supervisado realizado por personal cualificado que trabaja sin descanso. Estos trabajadores, con salarios claramente superiores a los que percibirían en factorías y fábricas por todo el país, son los encargados de filtrar y etiquetar millones de datos diariamente.
Las granjas de IA se sitúan regiones empobrecidas como Guizhou, donde la tierra y la mano de obra son baratas y el clima es lo suficientemente templado como para permitir el funcionamiento de grandes máquinas sin la necesidad de costosos sistemas de enfriamiento. Para hacernos una idea de la productividad de estas granjas, solo lleva dos días capacitar a los trabajadores en el etiquetado básico, y una semana para la tarea más complicada: etiquetar imágenes en 3D.
La carrera por convertirse en la primera superpotencia en Inteligencia Artificial ya ha comenzado, ¿qué nación será líder mundial?
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