Las leyes de la robótica de Isaac Asimov formaban, en la ficción, una especie de ética robot que impedía a estos dañar a los humanos. Se trataba de tres leyes que, como ya contamos en su día, entendemos muy bien los humanos, pero que no entenderán los robots. Con todo, no nos debería preocupar tanto la ética de la Inteligencia artificial (IA) como la ética del uso de la IA por parte de los humanos.
La Unión Europea ha trabajado muy duro con 52 expertos en la materia para redactar un borrador de guías éticas para el uso de sistemas de inteligencia artificial. La idea es proteger a las personas de usos malintencionados de cualquier sistema basado en inteligencia artificial. Se da por sentado que esas guías aplican a los desarrolladores y empresas, no a los sistemas en sí mismos.
Está claro que los avances en inteligencia artificial están ofreciendo al mundo enormes beneficios en múltiples sectores, como en el de los vehículos autónomos, la sanidad, el hogar, servicios automatizables, educación o ciberseguridad. Sin embargo, la UE cree que los desarrollos basados en inteligencia artificial también tienen sus riesgos si no se gestionan correctamente.
Los avances en #inteligenciaartificial ofrecen enormes beneficios a la sociedad pero también necesitan de unas principales guías éticas Clic para tuitearCualquier desarrollador malintencionado podría (y puede, como es el caso de los ciberdelincuente) hacer un mal uso de la tecnología, ya que esta no es un fin en sí misma, sino el medio para conseguir algo.
Así se establece en el borrador (disponible en PDF aquí):
Teniendo la capacidad de generar tremendos beneficios para las personas y la sociedad, la IA también genera ciertos riesgos que deben ser gestionados adecuadamente. Dado que, en general, los beneficios de AI superan sus riesgos, debemos asegurarnos de seguir el camino que maximiza los beneficios de AI mientras minimizamos sus riesgos. Para garantizar que sigamos en el camino correcto, se necesita un enfoque centrado en el ser humano para la IA, lo que nos obliga a tener en cuenta que el desarrollo y el uso de la IA no deben considerarse como un medio en sí mismo, sino que tienen el objetivo de aumentar bienestar humano. La IA confiable será nuestra estrella del norte, ya que los seres humanos solo podrán disfrutar de los beneficios de la IA sin miedo si pueden confiar en la tecnología.
En dicho borrador, que se estima que este preparado por completo en marzo de este mismo 2019, se definen las principales guías éticas a seguir. A saber:
- Se ha de asegurar que la IA sea human-centric, es decir, se deben desarrollar, implementar y utilizar soluciones basadas en IA que sean beneficiosas, no maliciosas y que protejan los derechos fundamentales de las personas.
- Se debe prestar atención a las situaciones que implican a grupos vulnerables, como los menores de edad, las personas con discapacidades, las minorías, o en aquellas situaciones con asimetría de poderes, como en las relaciones jefe-empleado.
- Además de respetar los derechos fundamentales debe respetar la ley.
- Debe ser técnicamente robusta y fiable y facilitar la capacidad de auditoría de los sistemas de IA, particularmente en contextos o situaciones críticas
- Debe funcionar con transparencia para todas las partes implicadas en la interacción con los sistemas basados en IA.
- No debe restringir la libertad humana.
Existen muchas otras directrices, recomendaciones y precauciones a seguir para definir el marco ético del uso de la inteligencia artificial. A partir de marzo de este mismo año tendremos el borrador definitivo que definirá el futuro inmediato de los desarrollos de inteligencia artificial en Europa.
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