Cada vez más personas deciden vivir en una ciudad y dejar de lado los pueblos: hoy en día, más del 70 % de la población mundial habita en grandes urbes. Estos núcleos están viviendo una transformación rápida y las compañías de servicios están buscando las claves para conseguir que las Ciudades Inteligentes sean una realidad.
Las Smart Cities cada vez exigen más: atender a más personas que emigran de zonas rurales, dar servicios de calidad a todas ellas a un coste asequible y cuidar el medio ambiente.
Las empresas TIC que trabajan en esta área verán cómo en los próximos años su cuota de mercado asciende. De los 212.300 millones de dólares que se invirtieron allá por 2013 para el desarrollo e implantación de este tipo de tecnologías se estima que, a finales de la década (2019), esta inversión crecerá un 17,9% interanual, lo que supondrá una inversión de 668.500 millones de dólares en todo el mundo.
Pero, aunque las migraciones del campo a la ciudad, el crecimiento de la población mundial en general y la demanda de infraestructuras más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente supongan el crecimiento de la aplicación de nuevas tecnologías al desarrollo de las Smart Cities, también hay otros factores que retrasan su implantación.
Muchas personas que viven en estas ciudades o se trasladarán a ellas no son usuarias de las nuevas tecnologías y la implantación de nuevos servicios costará más. Además, se trata de tecnologías experimentales, no probadas, lo que supone muchos procesos de prueba y error. En resumen, la complejidad de los sistemas, la financiación, la regulación y los planes de crecimiento serán un obstáculo para el desarrollo.
El hecho es que cada vez más servicios de las ciudades están gestionados por nuevas tecnologías. Día a día se ven nuevas implantaciones que suponen avances notables. Pero, realmente, ¿llegó la hora de las Smart Cities?
Foto | Justin Kern
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