El prefijo smart- que lo convierte todo en inteligente no solo se le coloca a los dispositivos u objetos que han evolucionado hacia esa nueva versión caracterizada, entre otras cosas, por la conectividad. Tenemos smartphones, smartTVs y hasta smart-clothing, pero también hay ámbitos más amplios que han recibido ese impulso que abre innumerables oportunidades. Uno de los ejemplos más conocidos es el de las smart cities, en las que, a través de la tecnología y los datos, las urbes se convierten en lugares más eficientes, seguros y sostenibles. Pero ¿qué ocurre con el rural? ¿Debe conformarse con permanecer para siempre en el 1.0? Por supuesto que no: puede convertirse también en un territorio rural inteligente.
Como en el caso de las ciudades, los territorios rurales inteligentes funcionan a través de una red de puntos sensorizados que miden distintas variables y que, a través de una plataforma, permiten gestionar numerosos aspectos del territorio en cuestión. Desde el alumbrado público hasta la calidad del aire, pasando por la gestión del agua o el estado de las carreteras, la idea es lograr que la tecnología ayude a mejorar la vida de los vecinos, a vivir de un modo más sostenible, a ofrecer mejores servicios públicos y a gestionar mejor todos los recursos de la zona.
Una de las ventajas con las que cuentan los territorios rurales inteligentes es con la de empezar cuando ya se ha experimentado mucho en las smart cities. Es decir, todos los errores que se cometieron durante esos años de ensayo y error —como el clásico meter tecnología por meter tecnología, sin un plan claro previo— ya no se repetirán aquí.
En Castilla y León, por ejemplo, la Junta ha lanzado una plataforma de gestión inteligente de servicios públicos para todas las Administraciones locales. Otro ejemplo en esa misma Comunidad es el del organismo Autónomo de Recaudación y Gestión Tributaria de Salamanca (REGTSA), que a principios de este año adjudicó a T-Systems el proyecto para impulsar su estrategia de sostenibilidad y RSC, algo que harán a través de Syrah, el cuadro de mando avanzado que muestra el desempeño respecto a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).
Syrah, que monitoriza y evalúa de forma periódica variables como las medidas implantadas para la conciliación laboral, la igualdad, la reducción de consumo de energía, etc., que se relacionan con el cumplimiento de los ODS, es un ejemplo claro de una solución que contribuye a hacer más inteligente cualquier territorio. Por esta razón, T-Systems estuvo presente en la jornada «Territorio Rural Inteligente en Castilla León. Oportunidades digitales para las administraciones locales» a través de la participación de Pedro Garibi, responsable de Sostenibilidad y Smart Cities de la compañía, quien presentó, entre otros, el proyecto de Smart Government desarrollado con REGTSA.
La tecnología es, en definitiva, una herramienta clave también para hacer de los territorios que habitamos —sean urbanos o rurales— no solo más vivibles y agradables, sino también mucho más sostenibles. Al fin y al cabo, en pleno 2023, es difícil otorgar la etiqueta de inteligente a nada que no tenga en cuenta el cuidado del planeta.
Deja tu comentario sobre "¿Qué es un territorio rural inteligente?"