La Inteligencia Artificial es una de las tendencias más recurrentes con cada año que pasa. Si echamos la vista atrás, 2020 se ha caracterizado por la aceleración de los procesos de transformación digital a todos los niveles y por el auge del teletrabajo, como consecuencia directa de la pandemia.
Esto significa que cada vez hay una mayor necesidad de automatizar procesos, de disponer de entornos seguros y ágiles, capaces de dar una respuesta inmediata a las necesidades de los usuarios. Por tanto, la IA jugará un papel todavía más crucial en este 2021, y en los años que le seguirán.
La inversión en soluciones de Inteligencia Artificial va a crecer por encima de lo esperado
Un informe de PWC indica que el 86% de sus encuestados dicen que la IA será una tecnología habitual en sus empresas en 2021. Ya sea que se utilice para ofrecer un mejor servicio al cliente; para ayudar a los interesados a tomar mejores decisiones comerciales, innovar los productos y servicios existentes, y crear otros nuevos; para ahorrar en costes; o para aumentar la productividad, la mayoría de las organizaciones utilizarán la IA para tener ventajas competitivas.
Igual que se ve cada vez más necesaria la digitalización para sobrevivir en el mercado, una empresa que no saque ventaja de las aplicaciones de la IA se verá pronto superada. Por medio de la inteligencia artificial se puede destacar en marketing, por ejemplo, y se hace viable analizar todo el Big Data que recogemos a diario, y utilizarlo en nuestro beneficio.
De aquí nace otra tendencia clave para 2021: la necesidad de disponer de todos los beneficios de la IA sin tener que contratar especialistas para ello.
La «IA como servicio» ganará peso en el mercado
Los servicios en la Nube tienen como una de sus características y ventajas principales la de poder disponer de personal experto sin la necesidad de contratarlo en la empresa. Es decir, una vez que contratamos un servicio, disponemos del expertise del proveedor, que pondrá a nuestra disposición a personal técnico cualificado en todo momento.
Esto implica un ahorro sustancial de costes, y aporta la tranquilidad de saberse en buenas manos en cuestiones técnicas y de soporte.
Surgirá la legislación «anti Deep fake», aunque el problema prevalecerá
Los vídeos Deep fake son uno de los quebraderos de cabeza más duros para las plataformas de IA. La idea básica del Deep fake es la de suplantar la cara de una persona dentro de un vídeo por medio de complejas técnicas de procesamiento. Sus aplicaciones son múltiples, pero la más sonada es la de crear vídeos con contenidos falsos, por ejemplo, haciendo que un presidente de un estado diga un discurso engañoso o malicioso.
Estos vídeos se generan gracias a complejos algoritmos de machine learning, y la única manera de luchar contra ello es utilizar, a su vez, potentes algoritmos de IA y ML, pero debemos disponer de una legislación que acompañe a la tecnología. En este sentido, el estado de California en los Estados Unidos aprobó un proyecto de ley que hace ilegal la circulación de vídeos Deep fake de políticos durante los 60 días siguientes a una elección. La cuestión es si esta legislación va a disuadir a los autores y distribuidores de esos vídeos.
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