La cantidad de información que se puede gestionar en torno al fútbol es casi inagotable. Además de los miles y miles de estadísticas históricas se puede trabajar sobre los datos deportivos y médicos de cada jugador o sobre lo que sucede en cada segundo sobre el terreno de juego.
Por esta razón la selección alemana, siempre candidata en las apuestas para llevarse el título, está utilizando todo ese maremagnum de información junto con SAP como socio tecnológico para intentar mejorar de algún modo el rendimiento del equipo.
Utilizando su sistema de base de datos en memoria HANA los analistas han estado trabajando durante los últimos meses en una aplicación que alimenta en tiempo real una gigantesca base de datos con información sobre los movimientos de los jugadores en el terreno de juego.
A diferencia de otros sistemas que analizan imágenes de vídeo para calcular la posición de los jugadores, el software de SAP emplea unos sensores de posicionamiento que llevan encima tanto los jugadores durante los entrenamientos como el propio balón en su interior. De este modo se pueden transmitir los datos en tiempo real de forma inalámabrica a un servidor que los guarda con todo detalle durante todo el partido.
El siguiente paso es el trabajo analítico, consistente en buscar el «oro» entre tanta arena: datos tales como el tiempo que cada jugador tiene el balón bajo su control, las distancias que se corren o la velocidad de sus movimientos. Pero no solo se puede medir eso: también se puede comprobar la velocidad de reacción frente a los movimientos del balón, la precisión o de los pases o la puntería en los tiros a puerta.
Una misma idea pero aplicada al béisbol ha supuesto toda una revolución para ese deporte en la última década en Estados Unidos: la historia de ese descubrimiento y de cómo el análisis estadístico puede cambiar el rumbo del equipo se narró en la película Moneyball a partir del libro del mismo título.
Curiosamente, tan avanzado sistema se enfrentó durante su desarrollo a algún que otro problema más humano que técnico. El primero fue garantizar que los sensores de medición no resultaran peligrosos para los jugadores. El segundo fue más psicológico: convencer a los jugadores de que tanto «cable» y captura de datos era por su bien y para mejorar su rendimiento, no para «controlarlos» o reprenderlos.
Una vez que jugadores, técnicos futbolísticas e informáticos se pusieron de acuerdo han podido trabajar durante meses en el análisis de esos grandes conjuntos de datos en tiempo real de cara al comienzo de la Copa del Mundo. Si el resultado es que finalmente gana Alemania podrá añadirse algo a la clásica frase: «El fútbol es un deporte de once contra once en el que siempre gana Alemania analizando con su estilo propio toda la información existente».
Foto (CC) | Crystian Cruz @ Flickr + (CC) Thomas Cloer @ Flickr
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