Una de las características básicas de una Smart City es que dispone de multitud de elementos conectados de todo tipo, desde elementos de la infraestructura urbana, como semáforos, hasta minúsculos sensores que detectan todo tipo de eventos (temperatura y humedad, presión, proximidad, etc.).
Es una obviedad decir que todos esos elementos necesitan de electricidad para funcionar, y que cuanto mayor sea su número, mayor será la demanda energética que la ciudad deberá soportar.
Sobrepasado un cierto umbral, la teórica eficiencia energética de la Smart City se puede ver en entredicho, así que es necesario liderar vías de investigación alternativas enfocadas a, o bien reducir el consumo de los dispositivos bajo mínimos que no nos podemos imaginar aún, o bien encontrar fuentes de energía alternativas.
En el segundo caso encontramos desarrollos realmente espectaculares. En concreto, hablamos de sensores IoT que no necesitan fuentes de energía para funcionar, y que podrían estar muy cerca de ser una realidad.
Investigadores de la Universidad de California, en San Diego, afirman haber descubierto cómo optimizar los dispositivos hasta el punto de que ondas Wi-Fi, utilizadas en IoT para las comunicaciones con la red, pronto podría usar 5.000 veces menos energía y contar con suficiente ancho de banda como para enviar vídeo.
¿Cómo lo consiguen? La respuesta es tan sorprendente como interesante, puesto que lo que hacen es aprovechar otras ondas de radio circundantes para parasitarlas y enviar información sobre ellas. En términos más específicos, se utiliza la retrodispersión (o backscatter, en inglés). El chip aprovecha las transmisiones Wi-Fi existentes a su alrededor para enviar datos, utilizando una cantidad mínima de energía para ello.
Esto es así porque el «sustrato» necesario para la transmisión de radio ya está creado y no necesita nueva energía para enviar el mensaje.
En resumen, lo que están haciendo los investigadores de la UC de San Diego es tomar señales Wi-Fi de dispositivos que se encuentran cerca, como smartphones y portátiles, y luego superponer datos codificados en las transmisiones existentes. El chip redirige la nueva señal modificada hacia un canal Wi-Fi diferente, que luego recoge un receptor Wi-Fi común y básico. Los datos del canal original no se ven afectados.
La importancia de esta investigación no es tan solo la de reducir los requisitos de energía de los dispositivos IoT. En realidad, estamos ante una situación en la que, si se pueden eliminar todos los requisitos de energía de estos dispositivos, entonces absolutamente todo podría conectarse a Internet.
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