Antes de la pandemia era impensable y, sin embargo, ahora es algo que constituye la normalidad de muchos trabajadores: el trabajo híbrido. Es decir, unos días se acude a la oficina y otros se teletrabaja. Las formas que toma este modelo son muy variadas: a veces, escoge la persona empleada cuándo va y cuándo se queda en casa; en otros casos, es la empresa quien propone (y, a veces, impone) cuántos días se teletrabaja e incluso cuáles son. En todo caso, ya nadie se sorprenderá cuando alguien comenta que a veces trabaja en la oficina y a veces desde cualquier otro lugar. Esta normalización del trabajo híbrido —que, además, es lo que prefieren la mayoría de los trabajadores— ha abierto nuevos retos en el ámbito de la seguridad.
En una empresa con un modelo 100 % presencial, la seguridad es más sencilla: hay un perímetro físico y, además, los equipos suelen pertenecer a la compañía y no abandonar nunca ese lugar. En los modelos híbridos, la cosa se complica: los equipos pueden salir de la sede de la empresa e ir a la casa de la persona empleada (o a otro sitio en el que vaya a trabajar). Además, en algunos casos se trata de los propios dispositivos personales del trabajador. ¿Cómo garantizar aquí la seguridad? ¿Es posible o el trabajo híbrido pone en riesgo la seguridad de las empresas?
Hace años, era más complicado. La instalación de software y sistemas de seguridad implicaba en muchos casos una disminución de la experiencia de usuario: ralentizaba equipos y procesos, lo que a su vez puede impactar en la productividad. Esto, afortunadamente, ya no es así. Es decir, ¿puede el trabajo híbrido comprometer la seguridad de una empresa? Sí, al igual que puede hacerlo el simple hecho de conectarse a internet. Eso no lleva a las empresas a mantenerse offline; simplemente, toman medidas para protegerse. En el caso del trabajo híbrido, ocurre lo mismo.
Existen numerosas soluciones que hacen posible el trabajo híbrido o remoto sin que ni la seguridad ni la productividad se vean comprometidas: la seguridad confianza cero, el perímetro de servicio de seguridad (SSE) o los sistemas EDR (Endpoint Detection Response) permiten dar ese paso más allá y proteger empresa y empleados de un modo inteligente y eficaz. Si a todo esto se le suman programas de formación para la plantilla (según Gartner, un 82 % de las fugas de datos tienen lugar a raíz del comportamiento inseguro de los trabajadores), no hay ninguna razón por la que una empresa no podría ofrecer a sus empleados la oportunidad de un modelo de trabajo remoto.
Para todo esto, lo ideal es asociarse con un partner que sepa acompañar a la empresa en todo el camino: desde el análisis inicial hasta la implementación y mantenimiento de las distintas soluciones, pasado por el diseño de una hoja de ruta personalizada. Desde T-Systems, con nuestra amplia experiencia y contactos con los principales proveedores, podemos ayudar a las empresas a lanzarse al trabajo híbrido sin comprometer su seguridad.
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