La polución originada de forma natural y debido a la actividad humana (circulación de vehículos, producción de electricidad e industria, por ejemplo), causa cerca de medio millón de muertos al año en toda Europa.
El dispositivo Tzoa está diseñado para medir la calidad del aire y otras variables del entorno. El aire limpio es esencial para el hombre y sin embargo lo valoramos mucho menos que la comida o el agua y apenas consideramos las implicaciones que tiene sobre la salud. Dada su importancia y precisamente por lo difícil que resulta “ver” la contaminación del aire, este “wearable” hace visible esa información directamente en el teléfono móvil.
Su funcionamiento es muy sencillo: por un lado se conecta al teléfono móvil y por otro sólo hay que llevar el dispositivo encima. Automáticamente el medidor Tzoa monitoriza la calidad del aire (la concentración de partículas nocivas y alergénicas), la radiación ultravioleta y la luz, la humedad y la temperatura.
Con toda esa información la aplicación hace un seguimiento de las mediciones y utiliza los datos para proponer soluciones individuales en tiempo real; por ejemplo, cuando se está demasiado tiempo en entornos con alta concentración de partículas, o si no se recibe la suficiente luz solar en invierno, o si ésta es excesiva en verano, especialmente en lo que a la exposición ultravioleta se refiere.
La medición a nivel individual permite además también monitorizar el aire en viviendas y oficinas, para comprobar que la calidad del aire en entornos cerrados es también el adecuado, o al menos todo lo saludable que sea posible.
Además de disponer de todos esos datos en el móvil la aplicación los envía a través de Internet de tal modo que nutren un mapa colaborativo que a partir de todas las mediciones individuales genera un mapa de contaminación y calidad del aire de una escala más amplia y mucho más preciso que los que se obtienen midiendo el aire desde dos o tres estaciones fijas repartidas por la ciudad.
Conocer la calidad del aire en áreas amplias es útil por ejemplo a la hora de planificar rutas de bicicleta o de por dónde salir a correr o pasear, y los ayuntamientos pueden disponer de una información mucho más exacta de dónde existen grandes concentraciones de contaminación y aplicar medidas locales mucho más efectivas, como por ejemplo cerrar o reducir el tráfico rodado en zonas muy específicas según varíe la calidad y el estado del aire.
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