Del mismo modo que los vehículos ya no son los mismos, las carreteras están dejando de ser simples trazados de asfalto para optimizarse con nuevos servicios que facilitan el transporte y la experiencia del usuario. Con la inminencia de las Smart Cities, los proyectos de carreteras inteligentes están sobre la mesa y poco a poco empiezan a verse como una realidad para el futuro del tráfico. El gran eje del cambio será el aprovechamiento de datos masivos, el material de trabajo del Big Data.
Las TIC ya han cambiado la forma de entender y relacionarse con el mundo y, como no puede ser de otra manera, se están ideando aplicaciones para la gestión del transporte propiciadas por el Big Data. Los infinitos datos serán proporcionados por dispositivos comunes como navegadores GPS, smartphones, sistemas de navegación de los vehículos o la propia carretera inteligente. Los datos masivos se convertirán en información útil mediante la identificación de patrones recurrentes y su traducción en soluciones.
El resultado se revertirá directamente y en tiempo real a los propios usuarios y a la carretera creando una red de información y servicios que transforma el tráfico en una actividad inteligente y segura. Donde antes había infraestructuras saturadas, congestionadas e insostenibles, las herramientas de las TIC crean un espacio de tráfico fluido. Por ejemplo, la señalización cambiará dinámicamente según las necesidades, se emitirán avisos directos al GPS, se compartirá información sobre el estado de la carretera o se abrirán alternativas en caso de incidencias para los centros de logística de transporte de mercancías.
El sector del transporte inteligente está en pleno crecimiento y las opciones que se vislumbran son cada vez mayores. En un mundo hiperconectado digital y físicamente, las TIC facilitan el control y la gestión del tráfico dando a cada usuario un servicio acorde a sus necesidades de transporte, que en el futuro será eficiente y cómodo.
Foto | Brigitte Werner
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