Al uso de cámaras de vídeo y de sistemas de detección de eventos en imágenes —que sirve, por ejemplo, para detectar que un vehículo está parado en el arcén de un túnel, con el riesgo que eso conlleva— se podría sumar la utilización de micrófonos funcionando como sensores acústicos como método para detectar qué ocurre en entorno urbanos.
Una ventaja del uso de micrófonos respecto a las cámaras es que captan el ruido en todas direcciones e independientemente de la luz ambiente; las cámaras son sensibles a la ausencia o exceso de luz, a la vez que su campo de visión está limitado según la orientación o por la presencia de obstáculos físicos.
El proyecto EAR-IT explora precisamente, cómo los micrófonos instalados en el exterior e interior de los edificios pueden captar información que contribuya a hacer más eficientes recursos como la energía, parámetros del entorno o la gestión del tráfico, a detectar las necesidades de las ciudades y mejorarlas y por tanto mejorar la vida de los ciudadanos. Santander es la primera ciudad que ha puesto en marcha la idea que trata de desarrollar este proyecto.
Los micrófonos capturan gran cantidad de información del entorno que debe procesarse para encontrar en ella eventos cuya identificación sea útil. Por ejemplo, en casos de vigilancia o emergencia. Los sensores acústicos pueden discernir cuando se produce una caída, un grito de auxilio, altercados o un disparo y alertar automáticamente a las autoridades.
Otro ejemplo tiene que ver con el funcionamiento de sistemas de la ciudad y la gestión del tráfico. Los micrófonos pueden determinar el volumen de tráfico por el ruido producido por los vehículos. Y pueden detectar que se aproxima una ambulancia desde la distancia y modificar el estado de los semáforos para facilitar el paso.
Su instalación en interiores también puede contribuir al uso eficiente de sistemas como la calefacción o el aire acondicionado, cuyo funcionamiento se puede relacionar con la presencia de personas y la cantidad de éstas. Incluso de si hay ventanas o puertas abiertas en función de la variación que esto causa en el ruido del ambiente.
Aunque un sistema de sensores acústicos puede contribuir en el desarrollo de ciudades inteligentes, los promotores del proyecto son conscientes del desafío que supone también en lo que se refiere a la ética de su utilización y la protección de la intimidad en tanto los sensores puedan captar conversaciones privadas.
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