Las Smart cities no son ciudades futuristas que plasmamos en bocetos pensados para vender la idea al gran público. Al contrario, son ciudades modernas, actuales y que integran sistemas inteligentes para el tratamiento de los residuos, la gestión del agua y la energía, la mejora de la movilidad urbana y, en el fondo, para mejorar la vida de sus ciudadanos y ser entornos sostenibles.
Existen soluciones reales que permiten mejorar las ciudades en diversos ámbitos, desde la purificación del aire, pasando por la reducción de la congestión en las ciudades hasta las tecnologías que hacen posibles los edificios inteligentes, que son, desde luego, clave para la construcción de Smart cities. Los edificios son las células que conforman las ciudades.
Las Smart Cities son ciudades basadas en los datos
Es una obviedad, pero es la mejor definición concreta de Smart City. En ellas, los diferentes sensores recogen cantidades ingentes de datos que hay que distribuir, agrupar, analizar, cotejar… y utilizar para algo concreto.
Estos datos pueden servir para mejorar y optimizar la prestación de los servicios habituales para los ciudadanos, y también puede impulsar la creación de nuevos servicios, mejorar la gestión de los recursos y hacer más eficientes todas las operaciones para reducir, en consecuencia, los costes totales de gestión municipal.
📻 «En España tenemos hasta 30 ciudades que están desarrollando proyectos de #SmartCities, somos el ejemplo para muchos países» @fjavier_araujo con @manumartinezRNE para @rne.#DES2021 #TeamMagenta #PeopleMakeItHappen pic.twitter.com/nYrS0tdjCd
— T-Systems Iberia (@TSystems_Iberia) May 19, 2021
Un ejemplo que nos puede dar una idea de cómo las ciudades mejorarán gracias a pequeños avances basados en datos podrían ser los contenedores de basura inteligentes: los sensores adosados a ellos detectarían el momento en que el contenedor tiene suficiente basura como para ser vaciado. En ese punto, el sensor notificaría al servicio de recogida. Esto implica un ahorro de costes logísticos (el camión no hará viajes en balde o innecesarios), y mejoraría la higiene y la eficiencia del servicio.
Por eso decimos que las ciudades inteligentes basan sus «acciones» en los datos. Gracias a esas pequeñas mejoras agregadas, los resultados son muy notorios. También son ciudades con un enfoque mucho más eficaz en cuanto a seguridad: los sistemas de videovigilancia, las aplicaciones de reconocimiento de matrículas, seguimiento de vehículos, el reconocimiento facial, la analítica en tiempo real… Estos son algunos ejemplos de tecnologías que contribuyen a ciudades más seguras. También existe la controversia en este sentido, como ya sabemos.
Pero también hablamos de seguridad informática, de hecho. Los diferentes sensores y dispositivos IoT son decisivos para las ciudades inteligentes, pero también son una fuente de riesgo importante al estar tan expuestas a los ciberdelincuentes. Se hace necesario utilizar estrategias de contención de manera que podamos proteger los sistemas identificando el dispositivo IoT y aprovisionando y aplicando automáticamente las políticas de configuración adecuadas.
Por encima de todo, la Smart city requiere objetivos claros y medibles para mejorar la vida de las personas en todos los frentes, desde el cambio climático, pasando por la transición sostenible, la asistencia sanitaria o la educación. El compromiso con la transformación digital para mejorar la vida de los ciudadanos es el verdadero símbolo del éxito de las Smart Cities.
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