Puede que hace unos años la inteligencia artificial pareciese todavía algo digno de una película de ciencia ficción. Ahora, por el contrario, es parte de la vida cotidiana y una cuestión que las empresas tienen cada vez más en cuenta a la hora de diseñar sus estrategias de TI.
El boom de la IA generativa —y el potencial en cómo puede ayudar a los negocios— han alentado el interés por sus posibilidades. Parece que ya todo el mundo sabe qué es ChatGPT y, más allá de la curiosidad con la que lo recibe el mercado de consumo, el corporativo espera que simplifique las cosas, mejore los retornos o abra nuevas oportunidades. Igualmente, el mercado es cada vez más completo, porque las propuestas de IA generativa son cada vez más y más variadas. Una situación más competitiva alienta el interés de los responsables de TI y apuntala su penetración en el mercado B2B.
Pero el éxito de la IA generativa y que se haya convertido en casi una tendencia de moda no debe hacer perder la cabeza a los responsables de la estrategia tecnológica de las empresas. Es necesario ir más allá del hype y asentarse en la realidad. Los temores y esperanzas que genera la IA generativa son múltiples y, para hacer bien las cosas, hay que tenerlos presentes. Se necesita desbrozar el bosque de promesas, rumores y visiones para quedarse con los hechos y sus posibilidades reales.
«Las empresas se enfrentan constantemente a la tarea de centrarse en lo esencial y convertir los retos de la IA en ventajas competitivas», recuerda Andrej Schreiner, gerente de producto de IA, CTO Office, T-Systems International, en un análisis reciente. «Las compañías deben seguir de cerca el mercado de la inteligencia artificial y distinguir entre el entusiasmo general y la realidad para reconocer oportunidades reales para sí mismas», suma.
No vale con quedarse con esas ideas de lo que puede ser, sino con lo que realmente será para la propia estrategia de negocio. Para tocar tierra y tomar decisiones informadas sobre la IA generativa, los responsables de TI deben tener en cuenta varias ideas.
Lecciones que deben aprender las empresas
La primera es que no vale con crearse una estrategia para siempre. Como señala el experto, la estrategia en IA debe funcionar en un «entorno en constante cambio». La IA sigue asumiendo novedades —puesto que, y aunque se hable mucho de ella, la generativa está todavía en proceso de desarrollo— y las propias compañías necesitan contar con una base sólida. Esto es, deben tener claro qué esperan conseguir para que su estrategia no esté haciendo aguas en poco tiempo.
A esto se suma una segunda lección valiosa, la de que hay que ser muy conscientes de las debilidades de la inteligencia artificial. Todavía hay que trabajar en áreas como la seguridad, la protección de datos y hasta la fiabilidad de lo que genera la IA (y lo que la alimenta). Si no se quiere crear un problema nuevo, se debe escoger muy bien con qué se trabaja.
Y este último punto se vincula a otra de las grandes cuestiones que las compañías deben tener presentes, la de los costes y la complejidad. Como recuerda el experto, introducir la IA generativa en la empresa tendrá un coste, al que hay que sumar luego el de mantenerla a ella y a su operativa.
No vale con simplemente implementarla porque es lo que toca. Es necesario estimar qué supondrá ese coste inicial, qué lo hará a lo largo del tiempo y qué beneficios reportará para tener una visión realista de lo que supone. En estos costes, es importante tener presente que se necesitará talento (y que necesitará formación) y que la empresa deberá trabajar para una gobernanza responsable.
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