Uno de los grandes retos a los que deben enfrentarse las empresas en este siglo XXI es la transición verde. Lograr una mayor eficiencia en el uso de recursos y reducir la huella ambiental de la actividad corporativa es fundamental. Para ello, la tecnología tiene un papel básico, aunque sin olvidar que la infraestructura TI abre igualmente nuevos problemas que pueden hacer más profunda la brecha verde. Es lo que ocurre con el uso de ciertos recursos.
Por todo esto, contar con una estrategia de sostenibilidad es clave y los CIOs deben estar altamente implicados en la gestión de los retos verdes. Los departamentos de tecnología ya perfilan su propia estrategia verde, que premia las soluciones sostenibles y que busca reducir el impacto en el entorno. Pero ¿es está estrategia realmente eficiente? ¿En qué fallan los CIOs cuando diseñan su estrategia verde?
De entrada, uno de los principales lastres está en la separación entre expectativas y realidades. Las empresas no pueden arriesgarse a ser acusadas de caer en el greenwashing: esto es, de no ser realmente sostenibles sino de simplemente intentar parecerlo. En términos reputacionales, puede tener un impacto altamente negativo. En términos legales, ahora que se han puesto en marcha más normativas que regulan estas cuestiones, puede ser un potencial problema.
Los responsables de TI deben ser muy conscientes de lo que prometen y de lo que logran realmente, pero también se pueden convertir en el catalizador para evitar esos problemas. Las soluciones tecnológicas frenan el ecopostureo, porque se encargan de rendir cuentas. Herramientas como Syrah hacen un seguimiento en tiempo real y monitorizan los compromisos corporativos, advirtiendo de la falta de compliance.
Una estrategia fallida
Para continuar, y como identifica un estudio de Gartner, es posible que las estrategias sostenibles de los CIOs estén dejando de lado la eficiencia a otros niveles. Esto es, pueden pecar de no ver de manera holística todo el potencial de lo que están haciendo.
Según las conclusiones del estudio, los CIOs de los mercados analizados —Europa, América y Asia-Pacífico— están apostando por una estrategia tecnológica sostenible. Buscan herramientas y transformaciones que les permitan ser más verdes. De media, en el último año, han implementado nueve iniciativas sostenibles. Las áreas que protagonizan de forma recurrente estos cambios verdes con el cloud, los centros de datos o los workplaces digitales.
«Sin embargo, los patrones de adopción de TI sostenible muestran que es posible que los ejecutivos no siempre estén implementando las iniciativas más rentables», concluye la analista y vicepresidenta de Gartner, Kristin Moyer, como recoge Silicon. Cabría preguntarse entonces si al centrarse en las promesas verdes se pierden de vista otras cuestiones, como el reporting que harán esas herramientas o la eficiencia económica. Un 64% de las personas encuestadas reconoce que no tienen acceso a la información que necesitan sobre rendimiento y emisiones. Tomar decisiones es así muy complicado.
El análisis de Moyer identifica tres grandes áreas en las que fallan los CIOs en su estrategia verde. La primera está conectada con los sistemas de alimentación ininterrumpida (SAI), puesto que según la experta deberían «dimensionar correctamente» las necesidades futuras. En paralelo, falla igualmente el acercamiento a los sistemas de refrigeración, porque se infrautilizan algunos que tienen un menor gasto de recursos (por ejemplo, de agua) como pueden ser la refrigeración pasiva o la directa al chip.
Finalmente, la estrategia peca de no cuidar cuestiones más pequeñas, pero que suman en el cómputo final de la huella. Se establecen fechas de caducidad para el hardware, como los ordenadores que emplea el personal o los servidores, en lugar de hacer un seguimiento realista de cuándo alcanzan su fecha límite de uso.
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